Marco Antonio Velo
De Valencia a Jerez: Iván Duart, el rey de las paellas
EN semanas como las que acabamos de vivir, se ha podido comprobar como la mayoría de las personas nos movemos por emociones, por sentimientos antes que por la razón. La Semana Santa nos lo demuestra minuto a minuto. Ya no se trata de que los creyentes cristianos compartan la misma fe y el mismo Dios, sino que esas emociones y sentimientos de los que hablo, provoca, a priori, absurdas discusiones en la defensa de tal o cual Cristo o Virgen por encima de otra talla.
Digo absurdo porque sobre el papel todas esas imágenes representan a las mismas personas, Jesús y su madre María. Pero esas emociones, esos sentimientos, nos llevan a hacer distinciones de este tipo. Me pongo a imaginar como podría ser el entendimiento entre distintas religiones y evidentemente no lo llego a conseguir.
Más aún cuando las religiones tienen un punto en común, por ejemplo judíos, cristianos y musulmanes. Todas ellas comparten la figura de Jesús de Nazaret, pero cada una le otorga un rol y una importancia distinta. Llevamos cientos de años, miles incluso, y lo que las diferencian es más fuerte que lo que las une, la figura de Jesús, que debería tener mucha más preponderancia. Pero en pleno siglo XXI seguimos en las mismas, dispuestos a luchar en el nombre de Dios.
Pues siguiendo esta analogía, me atrevo a decir que el fútbol en Jerez difícilmente se unirá. Ya pasó hace más de 75 años con la aparición del Xerez CD y el Jerez Industrial, y hace sólo unos años con el nuevo equipo que crearon una gran parte de la afición del Xerez CD. El día en que rivalizaron en un terreno de juego, con enfrentamiento dialéctico entre antiguos compañeros, ahora defendiendo equipos y escudos distintos, quedó certificado la más que complicada reconciliación entre ellos.
Si le preguntas a un industrialista de los viejos sobre el Deportivo, ellos que estuvieron en Segunda y sufrieron la antigua Regional, te dirán que ni agua. Hoy en día le preguntas a algún socio del Xerez CD sobre el nuevo club, te dirá tres cuartos de lo mismo. Los del nuevo seguirán pregonando que su sentimiento es el del xerecismo en libertad, aunque se hayan enfrentado en un campo al equipo por el que festejaron, se cabrearon, lloraron y sufrieron otro tiempo atrás.
Si intentamos utilizar la razón para explicar el por qué sucede esto, no llegaremos a ninguna solución capaz de ser aceptada por la mayoría. Esto va de sentimientos y sobre todos de aquellos que saben manejar las emociones de la gente.
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