Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Entre paréntesis
PASA como en el famoso chiste. Dos tipos que no se llevaban muy bien que digamos deciden subir a una tapia para robar melones en un huerto. El primero de ellos, ya encaramado al muro, recibe un culatazo en la cara de un guardia civil que lo estaba esperando al otro lado. El individuo se da media vuelta y, tapándose su dolorida boca con la mano, le dice al otro: "Mejor sube tú, que a mí me da la risa..."
Lo del nuevo Ayuntamiento de Jerez es algo parecido. Que lleguemos al último día sin que oficialmente se hayan puesto de acuerdo las diferentes fuerzas políticas es de traca. O están todos haciendo un paripé, un ejercicio de teatralidad digno de un premio, o es que nadie quiere gobernar esta ciudad en los tiempos que corren, nadie quiere desgastarse ante futuras citas electorales. Hace tan sólo unos años esta situación que hoy vivimos sería impensable. Todos los partidos se habrían dado tortas por ver quién gobierna más y mejor. La duda sería, en todo caso, saber qué persona ocuparía la Alcaldía. Pero que no se sepa a estas alturas quién o quiénes van a estar en el gobierno municipal ha de pertenecer a un nuevo tiempo en el que impera la timidez política.
La imagen que han dado partidos como PSOE o IU y la emergente marca blanca de Podemos, Ganemos, es la de tres partidos que sólo aspiran a un objetivo: que no gobierne más el PP, sin tener claro qué hacer después. Ninguno de ellos se atreve a formar parte de un gobierno en solitario. O los tres juntos o ninguno, como si eso fuese a suponer estabilidad con tres formaciones que viven un momento tan peculiar. El PSOE, dividido como siempre en Jerez, qué novedad, con destacados miembros pregonando a los cuatro vientos desde el 24-M que Mamen Sánchez no debe gobernar sino esperar unos meses a que Pelayo se dé el batacazo. Cualquiera sabe lo que esta 'prudencia' esconde. Ganemos, la misma agrupación que lo mismo reparte urnas que no por toda la ciudad, apostando por estar pero sin estar, por enseñar sólo la patita y dejando claro que lo único que le mueve es desalojar al PP pero el PSOE sigue siendo casta. Por un lado habla de darles a los socialistas tranquilidad en el pleno y por otro les pide que asuman su decálogo. Es decir, gobernar desde la sombra sin mojarse. IU, por mucho que diga cara a la galería, a lo que le echen con tal de tocar sillón. Al tiempo.
Y el PP, desaparecido en combate, que esta historia no va con ellos porque no ha contado en ningún momento desde que ganó las elecciones sin mayoría absoluta. Hay en este partido quienes opinan que los otros tres les pueden acabar haciendo un favor. No corren buenos tiempos para gobernar en minoría. En cuanto hay que llegar a acuerdos y ceder parcelas, la política pierde su atractivo.
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