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David Fernández
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Crónica personal
SE veía venir. Cualquiera que siga la actualidad política advertía que Monedero iba cada vez más por libre, con una dinámica de críticas a la estrategia de Pablo Iglesias que no presagiaba nada bueno. Se notaba a la legua que esas críticas tenían más trasfondo personal que político, aunque el hasta ahora ideólogo de Podemos, y redactor del programa con el que pretende presentarse a las elecciones, daba a entender que su decepción con el Podemos actual era que había perdido su espíritu inicial.
Que es cierto que lo ha perdido, pero lo de Monedero no iba por esos derroteros. La herida por la que sangraba, por eso hay que tener en cuenta la vertiente personal de su dimisión, era que no se había sentido suficientemente apoyado por Pablo Iglesias cuando sufrió una investigación de la Agencia Tributaria y se descubrió que había creado una sociedad ficticia para cobrar un dinero procedente de Venezuela, supuestamente por el pago de unos trabajos de asesoramiento a los chavistas. Trabajo sobrevalorado hasta extremos inconcebibles en ese tipo de transacciones, pues recibió casi medio millón de euros por algo que en el mercado del asesoramiento internacional de ese nivel no suele sobrepasar los 20.000 euros. Eso si se trata de un asesoramiento bien remunerado.
Tras esa peripecia que hizo daño a Monedero pero también a Podemos porque ponía en duda la financiación del partido, el número dos pasó durante varias semanas a segundo plano, al silencio, inducido por Iglesias aunque Monedero alegaba que era decisión propia. Finalmente decidió regresar a la plaza pública con unas críticas a la línea seguida por el partido que sin ninguna duda ha llegado a quienes llevan tiempo alegando que Podemos había perdido su frescura inicial, su carga social, su crítica contra la "casta". Una situación que ha provocado el estancamiento de la formación, que tuvo una arrancada espectacular y que ahora sin embargo puede verse superada por Ciudadanos, tan distinto ideológicamente pero que tiene esa frescura que han perdido Iglesias y los suyos.
La marcha de Monedero es asunto grave para Podemos. Más que por sí mismo, por su personalidad, tan discutida, por sus acusaciones. Porque dice lo que los desencantados de Podemos piensan: que Iglesias no está llevando al partido hacia donde ellos querían, que ha desvirtuado su identidad, que ha dejado atrás algunas de sus más importantes políticas sociales, su proyecto y sus objetivos.
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