Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
CATAVINO DE PAPEL
CONOCIMOS a Enrique Morente allá en 1965, cuando apareció por Jerez, junto al flamencólogo José Blas Vega. Venían atraídos por los cursos Internacionales de Flamenco de la Cátedra de Flamencología, aquel año dedicado a Don Antonio Chacón. Intervino en ellos y se le concedió la Medalla del Curso. También actuó en un festival en el Teatro Villamarta. Y andando el tiempo, Enrique Morente le rindió en disco el mejor de los homenajes que se le hayan podido ofrecer al maestro jerezano: "Homenaje a Don Antonio Chacón" (Hispavox) aparecido en 1977 y reeditado en 2000 (EMI).
Ahora, tras la muerte días pasados de Enrique Morente, pensamos que difícilmente puede ser superada su versión de los cantes chaconianos. Poseedor de una capacidad de asimilación y recreación de cantes antiguos -recordemos su interpretación de la siguiriya de Manuel Molina-, supuso para él su conocimiento del arte de Chacón una base muy importante en su devenir artístico. Desde esa base muy bien asumida, el cantaor granadino emprendió la segunda parte de su trayectoria, en la que forjó su personalidad y se atrevió a las más arriesgadas aventuras flamencas, en un afán creativo tan intenso que le significa como revolucionario, acertando o equivocándose, pero siempre acogido calurosamente por un público entusiasta y partidario de verdad.
Indiscutiblemente, Enrique Morente ha sabido alternar la tradición flamenca con un irreprimible deseo de innovar en el género. La prueba está en que después de "Omega" (El Europeo, 1996), su disco donde fusiona el flamenco con otras músicas, volvía a grabar discos de cantes por derecho, como diría un castizo. Al llegar aquí, queremos transcribir unas palabras cabales de Manolo Sanlúcar: "Lo que ha hecho Enrique Morente ha sido, sencillamente, vivir. Por eso ha sido uno de los pilares de su tiempo". Efectivamente, su inquietud cultural, vitalísima, le llevaba a la indagación musical y poética. Algo que le ha distinguido y situado destacadamente en los anales del cante hasta la intemerata.
Emprendimos con Enrique Morente, y en compañía de Manolo Sanlúcar, en 1972, un acto divulgativo itinerante por distintas regiones, titulado "Flamenco nueva era", que nos proporcionó una fraternal convivencia con estos dos singulares artistas, pudiendo comprobar de una forma diríamos palpable, tanto sus valores estéticos como sus sentimientos humanos.
Con motivo de su fallecimiento, tras una operación quirúrgica, el cantaor jerezano José Mercé ha declarado: "Hizo un flamenco muy diferente ya en los años setenta, como el disco maravilloso que le dedicó a Miguel Hernández". Sí, desde su asunción de los estilos chaconianos, Enrique Morente creó su periplo evolucionista, su cante diferenciado.
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