Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
El guarán amarillo
Ya no llegamos. Lo digo con tristeza. El tiempo pasa muy deprisa y, tal como vamos, es materialmente imposible que en siete años hayamos cumplido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Muy probablemente la Agenda 2030 se convertirá en la Agenda 2050 y puede que, detrás de esta, llegue la Agenda 2070.
Es mucho lo que hay que arreglar y no es la primera vez que ocurre. Ya nos pasó con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que eran bien poquitos, y el cambio de milenio se nos ha quedado ya un cuarto de siglo por detrás. Siendo optimista, quiero pensar que ese mundo que describen los ODS llegará algún día y que el mero hecho de que existan esos 17 propósitos nos habrá ayudado a alcanzarlo para las nuevas generaciones. Pero ¡qué trabajito está costando! Viendo que no los veré cumplidos, me consuelo a veces pensando que esto de los ODS es como la carta a los Reyes Magos que escribíamos de pequeños: pedíamos de todo sabiendo que muchas cosas no nos las iban a dejar bajo el árbol de Navidad, pero, con tal de conseguirlas, al menos, nos planteábamos portarnos bien, hacer los deberes y recoger la mesa. Quizás esa sea la verdadera clave de los ODS: devolvernos la ilusión, como a niños, para que hagamos el propósito de ser mejores, de pensar en los demás, de arreglar el mundo. Pero va a tardar, porque la tarea es inmensa y no todo el mundo está por ella.
Y por eso todavía me asombra mucho más que, junto a los ODS, hayan surgido los CTODS, siglas que acabo de inventarme para llamar a los Cumplidores Triunfalistas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; es decir, a aquellas personas o colectivos que, por haber acometido alguna diminuta acción, haber adoptado un vocabulario y haber hecho un poquito de "chapa y pintura" con sus cosillas, ya consideran que han cumplido con su parte. Que Santa Lucía les conserve su poca vista y les mantenga ese envidiable optimismo que da el ODSWashing.
Aún me escandaliza más el surgimiento de los OODS, siglas que acabo de inventarme también para dar algún empaque a los Obstaculizadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible o, lo que es lo mismo, esa gente que ataca todos estos propósitos y la Agenda 2030 como si fueran lo peor del mundo. Les aseguro que releo una y otra vez los 17 ODS y no acabo de salir de mi perplejidad. ¿Qué es lo que les parece tan horroroso? ¿Erradicar la pobreza y el hambre? ¿Que todo el mundo tenga acceso a la salud, a la educación y al agua potable? ¿Que cuidemos de la vida submarina? ¿Que haya un trabajo decente? Necesito explicación. ¿Hay algún ODS concreto que los OODS no consideren oportuno? ¿O es que sí quieren que se consigan, pero un poco más adelante, sin que les afecte ahora a sus vidas y a sus haciendas? ¿Acaso se trata solo de utilizarlos políticamente? Qué raro, ¿verdad? No tengo las respuestas, pero quedo a la espera.
También te puede interesar
Lo último
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)