Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
Entre paréntesis
Desde los tiempos de la presidencia de José Rodríguez de la Borbolla, que se dice pronto, se lleva hablando de que la Junta de Andalucía se quede con la mayoría de las acciones de Cirjesa, la sociedad que gestiona el ahora llamado Circuito de Jerez-Ángel Nieto. A punto han estado varias veces Ayuntamiento y Junta de cerrar ese acuerdo desde aquel día de finales de los ochenta en el que Pacheco dejó plantado a Borbolla en el notario. Ahora es el vicepresidente Juan Marín quien insiste en tomar el control del circuito más popular de España. La pelota está en el tejado de un ayuntamiento, el de Jerez, que no sabe todavía si fiarse del todo ante lo que, sin duda, sería una operación que le liberaría de uno de los principales costes para sus arcas. Porque nadie duda de que desde que en 1986 el entonces alcalde Pedro Pacheco decidiese lanzarse en solitario a la aventrura de construir un circuito de velocidad en el término municipal, una hazaña (o locura, según se mire) hasta entonces reservada sólo a algunos territorios y con mucho dinero de por medio procedente de gobiernos centrales, regionales o capital privado, el trazado jerezano ha sido motivo de constantes dolores de cabeza por lo costoso de su mantenimiento, aunque por supuesto nadie duda tampoco de los enormes beneficios que reporta a toda una provincia, en este caso la de Cádiz. Ahí es precisamente donde radica el debate desde hace 35 años: ¿Ha de soportar en solitario un ayuntamiento endeudado, el que más de todo el país, el coste de un circuito cuyos beneficios traspasan ampliamente las fronteras de la ciudad? Parece obvio que no, pero este es un debate que en ocasiones se ha soslayado precisamente porque desde el propio ayuntamiento no ha interesado políticamente.
Se podrá argumentar que otras administraciones han ayudado mucho al Ayuntamiento para que el Circuito siga vivo. Y es cierto. Pero no hasta el punto de garantizar por sí solas su supervivencia. Aportaciones como las de la Diputación o la de la propia Junta de Andalucía, que paga el canon del Mundial de Moto GP, sirven para que el trazado no se quede vacío de contenido. En el caso de la Junta, el pago de ese canon tiene una traducción clara en la publicidad o promoción de Andalucía como destino turístico, es decir, es un pago en especie que no sirve, por desgracia, para sostener la cuenta de resultados y mucho menos los gastos fijos que tienen unas instalaciones como éstas. Así que si de verdad la Junta quiere 'coger el toro por los cuernos', lo que ha de hacer es, previa ampliación de capital de Cirjesa, poner fecha y hora en el notario para hacerse con la mayoría de las acciones y controlar de arriba a abajo el Circuito de Jerez. Algo que no debería sorprender cuando los principales circuitos de velocidad de España funcionan bajo el mando de comunidades autónomas. El Ayuntamiento de Jerez, y por ende los ciudadanos a los que sirve, debería estar encantado de ello y ponerle una alfombra roja a la Junta. Más en estos tiempos en los que toda ayuda es poca. La cuestión es si de una vez unos y otros acaban deshojando la margarita.
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