Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
La Crestería
Jerez/EL pasado 14 de enero el Señor de la Salud entraba en San Rafael tras la inolvidable jornada vivida con los hermanos de la Sed donde se celebraban los diez años como hermandad.
Entraba el Señor y los ojos cristalinos de un barrio empujaban a Oñate y a los suyos para colocarlo en el altar mayor. Y la junta de gobierno, como si no hubieran sido bastantes las emociones, tuvo el acierto de otorgar la medalla de oro a mi hermano Manuel Jesús Cordero Ariza, ‘Pope’, como lo conocemos en la hermandad.
El ‘Pope’ es fundador y testigo comprometido de todo lo que ha pasado en los inicios. Cuando prácticamente nadie estaba ni se le esperaba, ‘Pope’ no cesaba en el empeño. Gracias a él, todo lo que ahora significa San Rafael, tiene un bendito origen y una historia no exenta de sufrimiento y lucha.
Pero además de ser el número uno de la hermandad, de ser fundador y de haber persistido cuando casi ninguno estábamos si se nos esperaba, ‘Pope’ es un referente para la hermandad. Es siempre el último en tomar el testigo. Puro servicio, pura entrega a su hermandad. Huye de protagonismos de varas —tan del gusto del mundo cofrade— y lo suyo es trabajar entre bambalinas. ‘Pope’ es todo un referente para los que pretendemos ser de San Rafael. Es la guía por su entrega y por su labor callada. Y para colmo, ‘Pope’ es un enamorado del Señor. Es el que lo mira con ojos puros. Una comunicación indescifrable que se resume en una relación íntima entre el Señor y él. Ellos sabrán…
‘Pope’ es ahora medalla de oro por méritos propios. Sé que cuando lea esta columna va ruborizarse porque huye cuando se trata de aparecer el primero de la fila. Pero quiero decirle hoy a mi hermano ‘Pope’ que bien que se merece esta distinción. Solo le tendré una cosa en contra: habernos hecho derramar esas lágrimas de alegría cuando ya veníamos emocionados tras un día para la historia. La junta tuvo la culpa, y tú, mi querido ‘Pope’, pusiste la guinda al pastel. No había nadie más merecedor que tú para esa medalla de oro que solo indica que eres un ejemplo a seguir.
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