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Quizás
Cuando dentro de muchísimo tiempo, más del que somos capaces de imaginar, un atrevido grupo de extraterrestres descubran la Tierra, probablemente al extraviarse, se preguntarán asombrados cómo fue posible que en aquel diminuto rincón apagado del universo pudo haber una vez un jardín lleno de vida. Se encontrarán con que los terrícolas fuimos una especie que amaba contar historias y que lo hicimos en forma de textos, canciones, pinturas, edificios, esculturas, largometrajes, series y hasta video juegos de enorme belleza. Que descubrimos el amor y el odio como formas esenciales de relacionarnos entre nosotros; que luchábamos por el poder y la gloria, pero sobre todo por ser felices cada uno a su manera, y que tanto quienes lo conseguían, como quienes no, nunca se aburrieron.
A los extraterrestres les caeremos bien, por nuestras debilidades e ignorancia, porque admirarán el valor con el que nos enfrentamos inconscientes a tanto desconocimiento. Para entonces, sabrán mucho más que nosotros sobre el origen del Universo y catalogarán todas nuestras religiones, esas por las que tantos han muerto, como respuestas simplistas e inocentes. Se preguntarán por qué elhomo sapiens no fue consciente de que estaba destinado a desaparecer al igual que pasó con los dinosaurios, y por qué vivió creyéndose el final de la evolución, cuando sólo éramos parte de ella. Les resultará imposible comprender las fronteras que establecimos por barrios, lenguas y religiones que nos enfrentaban bajo la premisa de considerarnos diferentes unos de otros. Para entonces los extraterrestres ya sabrán que, aunque en un determinado momento nos creamos singulares y especiales, el paso del tiempo a todos nos iguala y para ellos chinos o habitantes de la Patagonia formamos parte de lo mismo. Les sorprenderá que, pese al innegable avance de las ciencias, fuimos incapaces de llegar a tal obviedad y continuamos matándonos hasta el día en que los que sobrevivieron embarcaron en la última nave que partió en busca de otro lugar donde vivir. Porque ese es nuestro único futuro asegurado: Seremos emigrantes en el espacio.
Quienes nos estudien se preguntarán por qué quienes lo tenían todo y les era suficiente con beber una cerveza con amigos para sentirse felices, lo echaron todo a perder y cuando fue el momento en que nos volvimos locos. Pero no nos dedicarán mucho tiempo, porque para entonces ya sabrán que nada hay peor que perderlo en tonterías insignificantes.
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