La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Dónde está el listón de la vergüenza?
Punto de vista
Conocí a Mariano Rajoy cuando coincidimos en el Comité Ejecutivo de AP, en la presidencia de Antonio Hernández Mancha. Él era entonces vicepresidente de la Xunta, que presidía Fernández Albor y no faltaba a las reuniones cuando era convocado. Su sentido común y del humor era alabados por todos y a estas cualidades parece que se les han unido otras que antes no necesitaba, como es la templanza del ánimo o, si se prefiere, la resistencia. Las últimas noticias que ha recibido no son buenas, porque buena no es la encuesta de Metroscopia que indica que, en caso de celebrarse ahora, elecciones, C's superaría al PP. Tampoco es buena noticia la que se publica con profusión y extensión en todos los periódicos nacionales en la que, aunque sea sin aportar una sola prueba, Granados, del PP madrileño, actualmente en prisión, acusa a la ex presidenta de la comunidad, Aguirre, y a la actual, Cifuentes, de haber financiado irregularmente sus campañas. Estas acusaciones, unidas a las que se formularon en el PP valenciano, han debido influir en que a los habituales comentaristas críticos de Rajoy se unan más.
Rajoy debe encontrar fuerzas para su resistencia en que las encuestas se hacen para crear estados de opinión y que la demoscopia, faltando tanto tiempo para la expiración natural de la legislatura, no puede determinar la política nacional. Sobre todo, porque la encuesta de CIS sitúa al PP en intención de voto por encima de C's. En cuanto a financiación irregular, el Tribunal de Cuentas ha rechazado la contabilidad de C's por sobrevalorar gastos y figurar donaciones en especie. Esto de la financiación irregular es una de las lacras de nuestra política porque, aunque con escasos reflejos mediáticos en la prensa (salvo en la andaluza), también se está enjuiciando el caso de los ERE, que afecta al PSOE.
Es natural el interés que despierta C's, con un líder joven y con una política que ya tiene el mérito de haber ganado elecciones autonómicas en el lugar menos favorable a los partidos nacionales. Pero Rivera debe reflexionar su alianza con Podemos para la propuesta de reforma de la Ley Electoral, ya que esto ocasionaría una fragmentación del voto y un país ingobernable.
Mientras, Pedro Sanchez, a cuyo partido también perjudicaría esa reforma de la Ley Electoral, prepara una modificación de los estatutos de su partido para que sean las bases los que decidan los pactos de gobierno, así como para votar la investidura de otros partidos. Con la modificación, mayor poder para el secretario general, que sólo podrá ser destituido por la militancia. De democracia representativa a la asamblearia.
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