En tránsito
Eduardo Jordá
La inocente ChatGPT
Literatura
Jerez/Sus padres, catalanes, tuvieron que exiliarse en plena Guerra Civil. Los cinco miembros de la familia partieron de Barcelona hasta San José de Costa Rica, donde tenían familia. Agustín estaba a punto de cumplir diecisiete años.
El negocio familiar, fábrica y muebles de madera, no estaban hechos para él y el carácter de la sociedad costarricense muy lejos de sus aspiraciones culturales.
Con la idea de realizar algunos cursos comenzó a viajar a los EEUU obteniendo finalmente su nacionalización.
Tras varios intentos para ganarse la vida, como el de ingresar en el ejército, triunfó como guionista en un serial radiofónico en Nueva York, lo que le permitió tomarse unas largas vacaciones y venir a España para cumplir un deseo: visitar, con un ejemplar del Romancero gitano bajo el brazo, la tierra del poeta que había cambiado su vida: Federico García Lorca.
Llegó a Granada en 1955 y tuvo la suerte de conectar con la familia Rosales. En ese entorno encontró el camino para investigar sobre la vida y la muerte del poeta. Así que lo que iba a ser un viaje de unos días duró casi dos años y se convirtió en el mejor y más profundo trabajo sobre la vida y la muerte de Federico García Lorca. Pare ello contó con la ayuda, fundamental, de Emilia Llanos, la gran amiga de Federico. Entrevistó a amigos y enemigos del poeta y consiguió documentación de gran valor que gracias a él ha llegado hasta nosotros.
Su pasaporte estadounidense le permitió moverse con cierta libertad, aunque siempre se sintió vigilado y temió por su detención. En septiembre de 1956 partió de España rumbo a Nueva York cargado con una maleta llena de documentos, la famosa Maleta de Penón, con el objetivo de escribir la mejor biografía de Lorca.
No sabemos exactamente cuál fue el motivo por el que nunca llegó a escribir el libro a pesar de dejar hechos varios capítulos. Tal vez, el miedo que tenía a que el régimen franquista se vengara de quienes habían colaborado con él en su investigación fuese uno de los motivos. Miedo que más tarde se vio tristemente justificado.
Unas semanas antes de morir envió los manuscritos inéditos de Lorca y los documentos más importantes que había conseguido en Granada a su gran amigo William Layton, que había fijado su residencia en Madrid: “Si me pasa algo quiero que queden en tus manos”. Con Layton había compartido durante cinco años la autoría de los guiones del programa de radio para la multinacional estadounidense Quaker Oats Company, lo que les proporcionó el dinero suficiente para tomarse las largas vacaciones. Agustín vino primero a España, a Granada, y Layton lo hizo más tarde.
William Layton recibió la Maleta en 1976 y tuvo claro que ese gran trabajo de su amigo Agustín debía de ser publicado, pero no sabía quién podía hacerse cargo de esa labor. Un joven hispanista, Ian Gibson, había venido a España para terminar su tesis doctoral sobre Federico García Lorca. Llegó a Granada 10 años después que Penón y allí supo de su existencia porque todas las personas a las que se acercaba le hablaban de él.
Fue Gibson, en 1978, quien conociendo la existencia de la documentación logró llegar hasta Layton. Analizaron juntos el contenido y acordaron que el hispanista se hiciera cargo de ella y escribiera el libro que Agustín no hizo. Tardaría más de 10 años hasta que editara, en Plaza & Janés, Diario de una búsqueda lorquiana (1955-1956), libro que no convenció a Layton.
Marta Osorio conoció en 1955 a Layton y a Penón en Granada. En aquellos tiempos intentaba abrirse camino como actriz. En un ensayo de La Celestina en el Palacio de Carlos V, en la Alhambra, apareció Layton interesándose por su forma de interpretar. Al día siguiente conoció a Penón. Fue el inicio de una profunda amistad entre los tres. Al pasar de los años, Marta abandonó Granada y se fue a vivir a Madrid. Llegó a ser una escritora de éxito, especialmente de libros infantiles.
En 1991, Gibson devolvió la Maleta y Layton le propuso a Marta que se hiciera cargo del archivo. La lectura y el estudio de la documentación la convencieron de la calidad que tenía el trabajo de Penón y de que era necesario hacer el libro que se merecía Agustín. Layton falleció en Madrid el 25 de junio de 1995 y dejó escrito en su testamento que la Maleta fuese para Marta.
En 2000 aparecía la primera edición de Miedo, olvido y fantasía (editorial Comares). Uno de esos libros que te cambia la vida, que te atrapa y cuya lectura resulta imposible abandonar a lo largo de sus casi 800 páginas. Nos acerca a un Lorca aún inédito a través de las entrevistas que hizo Penón a amigos, enemigos y familiares del poeta. El magistral oficio de Marta Osorio hace justicia al trabajo de Penón. ¿Cómo podemos explicar que, con la misma documentación, Gibson escribiera un libro de 262 páginas y Marta uno de 781? Gibson duda de que ambos tuviesen los mismos documentos y se pregunta hasta dónde llega la escritura de Marta, algo —nos dice— que sólo podremos saber cuando se haga un estudio de lo que escribió Penón y lo comparemos con lo escrito por ella.
Marta Osorio falleció en Granada el 3 de agosto de 2016 y la Maleta pasó a ser propiedad de sus sobrinos. Se pudo ver su contenido en 2006 en una exposición en la Casa de los Tiros granadina, muestra organizada por la propia Marta. Sabemos que quería que, tras su muerte, estuviera disponible para investigadores y estudiosos y descansara en Granada en algún centro cultural como la Casa de los Tiros donde, incluso, Penón recibía correspondencia mientras vivió en la ciudad. Después de cinco años solo sabemos que la Maleta está en una notaría granadina y que los sobrinos de Marta, sus propietarios legales, no tienen prisa por cumplir los deseos de su tía.
Con el objetivo de que ambos tengan el reconocimiento y la difusión que se merecen, hemos creado ‘Los amigos de Agustín Penón y Marta Osorio’ (www.penonyosorio.es). La pandemia impidió que en el pasado año 2020 celebráramos un congreso en Granada con motivo del centenario del nacimiento de Agustín Penón. Íbamos a poder juntar a familiares de Federico García Lorca, Agustín Penón y Marta Osorio.
Contábamos entonces con el apoyo del presidente del Gobierno y estaba prevista la participación de destacados estudiosos y admiradores de la obra y figura de Penón, tal es el caso de nombres como Elvira Lindo, Christopher Maurer, Ian Gibson, Emilio Peral Vega, Mario Hernández, Lola Manjón, Enrique Bonet, Antonio Muñoz Molina, Margarita Penón Góngora, Andrés Soria Olmedo, Juan Mata, Juan Antonio García Sánchez y Luis García Montero.
Confiamos que en el próximo año 2022 podamos llevarlo adelante.
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