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RESULTA que a la flamante vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, como si no tuviera bastante tarea por razón de su elevado cargo, le han propuesto y ella ha aceptado, pregonar la Semana Santa de Valladolid, que es una de las más importantes de España y la más importante de las castellanas. Que aquí, en Andalucía, nos gusten más las nuestras no les quita a las castellanas ni un ápice de devoción popular y belleza, gracias sobre todo a sus magníficas tallas. Como digo, entre todas las castellanas, sobresale la de Valladolid, que tiene permanentemente instalado un museo donde se exponen sus imágenes. Que nosotros hayamos dejado nuestras imágenes en las iglesias para las que se encargaron y poder ser así objeto de culto diario es también una diferencia, pero que no resta a la Semana Santa de Valladolid su importancia como una de las manifestaciones más interesantes de la Semana Santa procesional española.
Parece ser que en una comida con periodistas, en el natural relajo de la sobremesa, el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, comentó que no le parecía bien que el Consejo de Cofradías de la localidad hubiera designado pregonera a la vicepresidenta, en razón a que está casada por lo civil y no por la iglesia; que el acto se celebra en la misma catedral y con su asistencia y que se le debía haber consultado. Al difundirse la noticia, publicó una nota en la que no negaba la opinión que había expresado, pero aducía que su comentario no se hizo para ser publicado, culpando así al avispado periodista que no había respetado el off the record, aunque éste ha aclarado que obtuvo su permiso para levantar la confidencialidad.
Me siento identificado con Soraya porque es abogada del Estado, como yo, y será pregonera de la Semana Santa de su ciudad, como yo lo he sido. También como ella, estoy casado, aunque no por lo civil, sino por la Santa Madre Iglesia. Con todos mis respetos al arzobispo, yo creo que para pregonar una Semana Santa procesional no es obligatorio estar casado por la Iglesia. El mismo arzobispo ha reconocido que el pregón es un género literario, más que una homilía o un sermón. Hay multitud de pregones de las actividades más diversas que no le exigen al pregonero ser practicante de la actividad. En los pregones de Semana Santa lo que se hace es ensalzar una manifestación cultural y cantar la religiosidad popular. No están pensados para la predicación del evangelio ni para exhortar a la salvación de las almas. Esto se queda para las predicaciones de los sacerdotes. En cualquier caso, hay que abrir los brazos y recibir con cariño a las ovejas que están fuera del redil.
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Gracias, Errejón