Rafael Sánchez Saus

Resiliencia sí, franciscanismo no

Envío

Al parecer, en Sevilla hay que ser un meapilas hipócrita para que se te proteja de agresiones

04 de noviembre 2021 - 01:36

Leo, y apenas doy crédito, el infame peloteo entre el Juzgado de Instrucción número 18 de Sevilla y el Ayuntamiento, todavía presidido por ese hipócrita meapilas, a propósito de la necesaria protección policial, que ambos niegan, a la vocal de Vox en el distrito sevillano de Amate, Estefanía Martín, agredida salvajemente al salir momentáneamente de su vivienda, sola y de noche. Una mujer que no será cargo electo, como se escuda el meapilas hipócrita para dejar a la víctima en la total desprotección, pero sí una ciudadana con responsabilidades de representación política en uno de los barrios más difíciles de Sevilla. Y aunque no lo fuera. Al parecer, si uno no es cargo electo, como notoriamente lo es el hipócrita meapilas, puede ser agredido cobarde, grave e impunemente, sea hombre -como se cree el meapilas hipócrita- o mujer en esta ciudad en la que, según parece, hay que ser un hipócrita meapilas para poder salir de casa con la escolta correspondiente en caso de haber sido grave, cobarde e impunemente agredido.

Desde hace tiempo, desde que Vox despuntó como una fuerza política rompedora de consensos ominosos a costa de la soberanía nacional, del bienestar ciudadano y del simple sentido común, sus militantes y simpatizantes se han visto sometidos al cerco mediático, al acoso callejero y a las agresiones no por ocasionales menos graves. No hace mucho, una mujer fue violada en Tarragona por el simple hecho de llevar una camiseta con sus siglas, dando ocasión a que Irene Montero mostrara, una vez más, toda su sectaria maldad al negarse a condenar la violación. Ahora, en Sevilla, tenemos esta prueba de que hay gente que no se contenta ya con intentar silenciar al contrario con la mera negación de la palabra. Y de que son muchos los que están dispuestos a secundar esas actitudes, bien con la aprobación expresada en comentarios incalificables, bien con la tácita y bellaca propia de meapilas hipócritas que un día se lamentarán cuando la violencia que así alientan pueda alcanzar a ellos o a los suyos.

Tampoco Vox me parece a la altura de los hechos. No bastan meras declaraciones, aunque hayan sido a cargo de Santiago Abascal y de los líderes locales sevillanos, se echa de menos una movilización acorde con la gravedad de la agresión sufrida por esa mujer que, de haber sido protagonizada por algún varón de su familia, habría sido portada en todos los telediarios. Resiliencia sí, franciscanismo no.

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