Fran / Pereira / Fpereira@Diariodejerez.com

Respeto

libre directo

06 de octubre 2011 - 01:00

Dicen que la afición es sabia, pero a veces, al menos aquí en Jerez, muestra una indolencia que roza la irrespetuosidad. No soy de los que suelen hablar sobre estas cosas, principalmente porque cada persona tiene derecho a expresar libremente su opinión, y más aún en el fútbol donde todo el mundo ofrece una versión particular. Sin embargo me llamó la atención el otro día la reacción del público contra Rafael Barber, un jugador que, guste o no guste, forma parte de la primera plantilla del Xerez. La pitada nada más salir al campo fue espectacular. Ahí va eso. Evidentemente, Jerez es especial y entrar o no con buen pie en el Xerez CD es cuestión de determinados factores.

Aquí no se valora la profesionalidad dentro y fuera del campo, la honestidad o sencillamente, la capacidad futbolística del jugador, aquí se valoran otros aspectos. Se aplaude a los payasos, a los chistosos o a los que 'me caen bien' simplemente porque cada domingo me deja el pase en la puerta para entrar de gañote. Aquí se es capaz de elogiar o poner en los altares a un futbolista, o también a un entrenador, simplemente por su gracia, porque haga un caño en un momento dado, porque ríe las gracias a la masa o porque se parece al Capullo de Jerez. Luego da igual que el futbolista de turno se recoja todos los días a las cuatro de la mañana borracho como una cuba, da igual que cada semana engorde dos kilos porque ni se preocupa por mantener la línea, da igual que cuando salga al campo no muestre el mínimo interés porque el míster no lo ha puesto de titular...

Es así, y ya se sabe, cuando no se entra por esas premisas no vale. No es el primero Barber, un jugador cuya capacidad futbolística es la que es, no quieran que regatee a cuatro rivales, haga una vaselina al portero y meta gol, no, Barber es lo que es, un pivote defensivo cuya labor no es vistosa, pero a veces (porque hay partidos en los que está mal, como todos) es efectiva para el equipo. Pocas veces me he encontrado con un profesional como él, con una persona tan honesta en el trabajo, educada, respetuosa y amable, pero ya se sabe, aquí parece estar sentenciado, como en su día lo estuvieron otros, muchos de ellos canteranos que no entraron por el ojito de esta caprichosa afición. Y es que como recoge el dicho a veces vale más tener el respeto de los demás que tener su admiración y en eso el xerecismo, o gran parte de él, aún tiene mucho que aprender.

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