El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
Editorial
EL Rey cumple hoy setenta y cinco años. Celebra este aniversario en privado y dispuesto para reanudar mañana su actividad oficial, presidiendo en el Palacio Real los actos de la Pascua Militar. El septuagésimo quinto aniversario del Monarca coincide con cierto deterioro de la institución que encarna en parte de la opinión pública a causa de algunos episodios ocurridos en los últimos años. En coincidencia con el agravamiento de la crisis económica, que incentiva las actitudes críticas con todas las instituciones, la Corona ha vivido en una corta etapa el divorcio de la infanta Elena, el escándalo de corrupción presuntamente protagonizado por Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina, y el desdichado suceso de la cacería de elefantes por parte del Rey en la selva africana desvelado por un accidente que le obligó a ser intervenido. Hay que destacar que la actuación del jefe de Estado tras estos acontecimientos ha sido rápida y firme: Don Juan Carlos pidió perdón por su incidente en África, prometió que no volvería a ocurrir algo semejante y salió al paso de la actuación de su yerno ex deportista: le apartó de los actos oficiales de la Familia Real y subrayó que el rigor de la ley es igual para todos. Por otra parte, el Monarca impulsó una nueva política de comunicación y transparencia de la Casa Real y persistió en la austeridad asumiendo los recortes presupuestarios que le han correspondido. De este modo, don Juan Carlos ha puesto los medios a su alcance para evitar que el desgaste de la institución se consolide, y hoy se puede decir que los ciudadanos mantienen alto el nivel de su estima por el Rey y su aceptación de la Corona, siendo también notablemente elevada la simpatía hacia el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, heredero de la misma. Por otra parte, e independientemente de estos factores coyunturales, el Rey de España puede presumir de que sigue incólume el caudal de prestigio y gratitud histórica que los españoles le profesan por su papel como artífice máximo, impulsor decidido y defensor sin tacha -cuando fue necesario- de la transición de este país de la dictadura a la democracia y la consolidación de un sistema político de libertades que ha hecho posible, además, que esta nación haya vivido los mejores años de su historia común, los de mayor prosperidad y más adecuado encaje en la escena internacional. Los españoles, incluso los que no vivieron los acontecimientos y procesos que comentamos, no pueden olvidar que al frente de ellos tuvieron a un Monarca constitucional, entregado al servicio de España y que cumple 75 años sin bajar la guardia.
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