José Joaquín / León /

¿Sevilla está en el mapa?

Las dos orillas

10 de julio 2016 - 01:00

HAY que entender lo que ha ocurrido, sin comparaciones odiosas con Bienvenido, míster Marshall. Los políticos buenos están hoy aquí, y mañana no se sabe dónde. Tienen unas agendas flexibles. No actúan como los políticos malos, que son incapaces de pactar un Gobierno en siete meses y otras torpezas así. Por consiguiente, después del asesinato de cinco policías en Dallas, era lógico que el presidente de los EEUU regresara antes a su país, en vez de ejercer de turista. Y en la agenda oficial le han mantenido la parte militar, que era la Base de Rota, y la parte política, que era el encuentro en Madrid con el Rey y Rajoy. Se ha suprimido la parte lúdica y turística, que era el paseíllo por Sevilla.

Viendo lo que se había montado con la visita de Obama, habían quedado algunas dudas legítimas acerca de la auténtica profesión de este señor tan importante:

1. ¿Es el mejor geógrafo del mundo? Su misión es poner a las ciudades en los mapas: aquí Sevilla, más abajo Rota…

2. ¿Es el mejor agente turístico del mundo? Su misión es conseguir que el turismo de EEUU sea el más importante en Sevilla.

3. ¿Es el mejor alcalde del mundo? Para su visita, habían puesto macetones en la plaza del Triunfo, y le habían dado un toque a los veladores del barrio de Santa Cruz, y habían peinado y repeinado la zona noble sevillana, retirando todo lo que sobraba, tanto objetos como sujetos.

Pero, al final, se ha confirmado que no, que es el presidente de los EEUU. Por eso no viene. No están las cosas para saraos.

Ahora nos ha quedado otra gran duda: si este hombre iba a poner a Sevilla en los mapas con su visita, y no la ha visitado, ¿está Sevilla en los mapas? ¿O todavía no? Para ciertos actos, basta con la intención. Y es cierto que Obama lo intentó.

El alcalde, Juan Espadas, lo ha invitado para que venga otro día con su familia. Mejor en primavera, don Juan, que son las fiestas grandes. También cabe esperar que inviten al presidente de China, al emperador de Japón e incluso a la reina de Inglaterra, a pesar del Brexit. Atraer a grandes personalidades permitiría un florecimiento espectacular de los mapas de Sevilla, esa ciudad donde nació un tal Velázquez.

Con todo ello, se ha visto que la política turística estaba equivocada. A pesar del chasco, nuestro Obama se merece una calle buena, que lo nombren alcalde honorario de Los Negritos, y que pulse el botón del alumbrado en la próxima Feria.

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