Juan Alfonso Romero
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Las dos orillas
IMAGINACIÓN no les falta a Zapatero y Solbes. Cada vez que presentan un paquete de medidas contra la crisis, le rebajan los ingresos a los notarios y, si es posible, a los registradores de la propiedad. Cuando aprobaron la ampliación de los plazos de préstamos hipotecarios -medida que no ha servido para nada- decidieron que se hiciera con notario gratis. Y en este mes de agosto, tras interrumpir sus merecidas vacaciones y presidir un Consejo de Ministros extraordinario, Zapatero ha dado luz verde a un paquete de 24 medidas, entre las cuales figura la rebaja de un 20% en los aranceles que perciben notarios y registradores. Se supone que es una medida para abaratar los precios de las viviendas, como si la culpa de la burbuja inmobiliaria y la especulación del suelo la tuvieran las notarías.
Sería más útil abaratar un 20% el precio de la gasolina, reduciendo los ingresos de las petroleras, donde están muy bien colocados algunos políticos procedentes del socialismo catalán y el sector buenecito del PNV. O reducir un 20% los ministerios que no sirven para nada, donde se han colocado quienes ya sabemos. Pero como los notarios tienen fama de ricos, esto suena a medida progresista. Que se fastidien y trabajen gratis.
-¿Y por qué no trabaja gratis el ministro de las bombillas?
-Porque no es notario.
En la postguerra, era de buen tono en las familias que sus hijos estudiaran Medicina. Era el deseo de tantas madres: que tuvieran una consulta con una clientela fiel de enfermos y muchos regalos por Navidad. Luego llegaron el SAS, el MIR y los médicos agredidos en los ambulatorios. Se acabó el mito, ahora no se cubren las vacantes. Las madres de la Transición ya preferían que sus hijos fueran futbolistas, como Ronaldo, con padre intermediario; o notarios, a unas malas, si eran estudiosos.
Una notaría, como bien saben Pablo Gutiérrez-Alviz, Antonio Ojeda, Federico Linares, mi amiga Amalia Cardenete o tantos buenos profesionales andaluces, no es un lugar donde un señor o una señora se sientan y les llueve el dinero del cielo. Ser notario es más difícil que ser ministro. Requiere más preparación. Para aprobar esas oposiciones hacen falta muchos años de trabajo y sacrificio. Tienen una responsabilidad que les hace imprescindibles para dar garantías a ciertos actos y transmisiones. Una notaría es también una empresa, y así algunas obtienen saneados beneficios, mientras otras las están pasando canutas para cubrir gastos.
Solidaridad, pues, con los notarios. Zapatero quiere arreglar el país a costa de ellos, porque no se quejan y además tienen fama de ricos. Por eso, insiste en su receta para la crisis: hagamos pobres a los notarios, y sálvese el que pueda comprar gasolina.
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