Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
La ciudad y los días
Dos mujeres y una niña de cinco años han sido asesinadas en Madrid en 48 horas, elevando el número de víctimas adultas a 54 en este año negro aún no concluido. Solo el terrorismo vasco y el islamista han asesinado más personas en un año. Más que violencia de género esto debería llamarse terrorismo machista. Porque si el objetivo del terrorismo es sembrar el terror entre la población para imponer sus objetivos, el terrorismo machista es también una violencia directa que genera dinámicas de opresión y terror. No hay grupo organizado tras estos terroristas, pero sí una ideología o mentalidad machista compartida que considera a la mujer sometida al hombre y por ello incapaz de tomar sus propias decisiones y decidir sobre su propia vida.
“La maté porque era mía” se decía. Como “crimen de honor” eran justificados y como “crimen pasional” eran juzgados estos asesinatos con benevolencia hacia el asesino, que se consideraba enajenado por la pasión amorosa, uniéndose así perversamente amor, pasión, posesión y asesinato. Con el colofón de culpabilizar a la víctima con el “algo habrá hecho” al que, por cierto, también recurría una parte de la sociedad vasca para justificar el terrorismo etarra: Algo habrá hecho. Odio, muerte y miedo en Euskadi se llama un recomendable libro de José María Calleja (Espasa, 2009).
Como ejemplo de la antigua socialización del maltrato de la mujer basta recordar la –por otra parte, extraordinaria– canción Mi hombre que cantaron todas las grandes desde Mistinguett y Fanny Brice a Barbra Streisand pasando por Billie Holiday, Edith Piaf o Ella Fitzgerald, cuya letra original dice: “Me da igual que me pegue, que me quite los cuartos. Estoy al límite. Pero, pese a todo, ¿qué queréis?... Es mi hombre”.
Socialmente, si nos referimos a las mayorías, y por supuesto legalmente, esto se ha superado. Pero es evidente que estamos lejos de superarlo como comportamientos individuales que obedecen a un patrón machista común cuando en un año se han asesinado 54 mujeres. Según la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género desde el 1 de enero de 2003 hasta hoy han sido asesinadas 1.238 mujeres y 50 menores. En 21 años este terrorismo machista ha causado 438 víctimas más que ETA en 42 (850 entre 1968 y 2010). Es necesario insistir en ello para no normalizar este intolerable horror con el que a todos nos debería avergonzar convivir.
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