Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Anteayer escribí un artículo exponiendo mi convencimiento de que el responsable de este Gobierno es (como su cargo indica) el presidente: Su Persona. Alertaba contra la ingenuidad de la opinión de derechas y de centro que piensa que es Iglesias. Cuidado con cargar -decía- sobre las cargadas espaldas de Iglesias el peso de lo que tenemos encima, porque no es verdad.
Lo sigo pensando, pero ahora vengo a sostener "la viceversa", o sea, que entiendo que el PP, Vox, Cs y hasta la hipotética oposición interna que algunos dicen que alienta en el PSOE pidan el cese del vicepresidente en vez de la dimisión de Pedro Sánchez. ¿Supone desdecirme de lo escrito hace 48 horas? En absoluto. Entonces hacía un análisis de fondo, yendo a la raíz del problema político de España. Y ahora solamente me planteo el más correcto posicionamiento estratégico de los partidos políticos ante esta crisis.
Que se pusiesen a pedir la dimisión de Sánchez parecería un intento de sacar rédito político de la terrible situación que padecemos. Sin embargo, que aceptasen sus llamadas a la unidad y su consenso de reconstrucción sin exigirle que, a cambio, cambie su gobierno y asuma alguna autocrítica sería una ingenuidad de tal calibre que su electorado no podría asimilar. Siendo Sánchez tan mal pagador y tan poco apegado al cumplimiento de su palabra, exigirle una señal parece un trámite de mínima prudencia. Dimisión suya, no; pero cese de Iglesias, sí, parece un justo medio. Iglesias ha estirado tanto su agenda ideológica a cuenta del coronavirus (críticas al Rey, ataques a la propiedad privada, incumplimientos de la cuarentena…) que todo el mundo, además, verá lógico que ha de salir de cualquier consenso. O mejor dicho, que ya se ha puesto fuera él solo. Antes había una incompatibilidad ideológica entre Podemos y el PP y Cs, pero desde las últimas semanas la incompatibilidad es también jurídica. Además, el veto de Sánchez a Vox, con quien no quiere nada de nada, justifica la simetría de prescindir de Podemos.
La dimisión de Pedro Sánchez la seguirán pidiendo el sentido común, buena parte de la opinión pública y Vox, que jugaría por libre. Para saber lo que yo pienso, es mejor mi artículo de hace dos días. Pero para saber lo que tendrían que poner por delante todos aquellos a los que Sánchez quiera enrolar en su táctica envolvente de los pactos de reconstrucción, lean éste. Con Iglesias, ni a misa.
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