Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
La ciudad y los días
La Esfera de los Libros ha editado la obra maestra de George L. Mosse (1918-199), referente de la historia de las mentalidades, Los orígenes intelectuales del Tercer Reich, publicada en 1964 y considerada un estudio pionero que abrió nuevas vías para reflexionar sobre el origen de los fascismos como movimientos de masas nacionalistas de raíz mítica y neorromántica, centrándose el caso alemán como versión extrema de nacionalismo völkisch (movimiento etnonacionalista nacido en la segunda mitad del siglo XIX) y racismo antijudío.
Es un libro tan imprescindible para pensar el pasado europeo y alemán como útil para pensar el presente español. Los hoy tan influyentes, pese a sus pocos votos en el conjunto de la nación, nacionalismos vasco y catalán tienen mucho que ver, desde sus orígenes hasta el presente, con este etnonacionalismo. También algo puede dar que pensar sobre las políticas de confrontación basadas en privilegiar la memoria (sentimiento) sobre la historia (razón) en las tácticas iniciadas por Zapatero y culminadas con el “muro” de Sánchez.
En el capítulo de conclusiones que cierra Los orígenes intelectuales del Tercer Reich escribe Mosse: “En nuestros tiempos, son dos los grandes movimientos revolucionarios que han dejado su huella en Europa: el marxista y el fascista. Como el marxismo, el fascismo se extendió por toda Europa, y los diversos fascismos compartieron algunos elementos, derivados de una común necesidad de trascender un banal mundo burgués”. Y es esto a lo que iba, más allá de los casos vasco y catalán como versiones españolas del völkisch o del “muro” como política de confrontación.
Amo ese “banal mundo burgués”, pertenezco a él con orgullo (incluso cuando burgués era lo peor que podían decirte después de facha), considero las clases medias el único suelo firme para la democracia (como “democracia burguesa” la han despreciado siempre los radicales), es la meta de todos los intentos por mejorar las condiciones de vida de las mayorías, desde las políticas sociales de Bismark, el New Deal de Roosevelt o el Welfare State británico a la moderna socialdemocracia inaugurada por el Partido Socialdemócrata Alemán en el Congreso de Bad Godesberg en 1959, que el PSOE asumió en los congresos de 1974, 1976 y 1979. Permítaseme cerrar con nuestro gran Chaves Nogales: “Yo era eso que los sociólogos llaman un pequeño burgués liberal”. Pues eso.
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