El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
Vamos a dar motivo a quienes quieran criticar. Vamos de populista. ¿Imaginan una empresa con 3.000 accidentes de trabajo en solo dos meses? Faltarían fiscales e inspectores de Trabajo para caer con todo el peso de la ley sobre semejantes monstruos. Tranquis, en Andalucía, hay una que lleva a 3.280 accidentes de trabajo y 7 muertos, todos ellos sanitarios, y nada. Hasta en las tribus del ártico saben que sus trabajadores llevan epis o fabricados por ellos mismos, pero ni ha actuado la Justicia, ni han despedido a nadie. Pero esto no es más que populismo. ¿Se imaginan un trabajo de riesgo, donde tu vida corre peligro y además intentas salvar vidas, y para desarrollar el cual necesitas (si eres médico), al menos 10 años de universidad más la inversión que suponen los libros, matricula, pensiones, etc. para cobrar a final de mes poco más de 1.000 euros? Pues sí. Mientras hay parlamentarios que cobran hasta 1.900 euros en dietas por no ir a un Parlamento que está vacío y participar en comisiones que no se reúnen, hay médicos atendiendo enfermos de Covid por poco más de 1.000. Y otros sanitarios a poco más de 900. Lo mismo deberían ser esos políticos que cobran sueldazos por tomar decisiones quienes fuesen a las UCIs colapsadas a decidir qué se hace con el enfermo si tiene determinadas características, ¿no? Más populismo, ¿a que sí? Son esos políticos, asesorados por unos científicos cuyas aportaciones a la ciencia en investigaciones desconocemos (no es lo mismo un científico que un misionero médico, que aquí hay muchos médicos rurales que se la juegan a diario como si estuvieran en una aldea perdida de la Cochabamba), quienes han decidido que haya miles de inconscientes correteando por las calles sin respetar distancias y tocando todo lo que pueden. Los mismos que llevados por el oráculo han decidido que el domingo a las 23,59 no nos podemos juntar con nadie, pero a las 00,01 del lunes, ya nos podemos juntar hasta 10 que no pasa nada. Populismo barato el mío, lo sé. Lo malo es que lo que me gustaría es que se convirtiera en… ¡vox pópuli!
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