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La Crestería
Jerez/Es la noticia de la semana. Vuelven las cuadrillas de profesionales o asalariados, pónganle el nombre que prefieran. El círculo se cierra con la decisión, legítima, de la junta de gobierno de las Llagas que de esta forma intenta dar carpetazo a la patata caliente que les cayó tras los sucesos de la Madrugada.
Pero esta Crestería no va de las Llagas. Ya en su día dije que cada uno sacara sus propias conclusiones y la veracidad de los hechos ahí están publicados. Vamos más al fondo de la cuestión que en estas páginas cofrades hace meses que ya se alertaba. No hay costaleros para tantos pasos. La gente repite de una cofradía a otra y las habas están contadas. Y si encima tienes un paso complicado en una jornada difícil y con muchos kilos encima, el problema se agudiza. Y todo esto está pasando, quizá, en el mejor momento que vive la costalería. Con chavales que les gusta el oficio costalero y con capataces solventes que saben lo que se traen entre manos.
No hay más cera que la que arde. Dos opciones ante un paso complicado: o haces una piña y trabajas a fondo para que se logre con los años una cuadrilla maciza con orgullo de pertenencia o pagas por un servicio que nadie te lo va a dar gratis si buscas garantías.
El detonante se vio en la Madrugada. Ahora, sobre las juntas de gobierno, sobrevuela el miedo de que un capataz se quede tirado en medio de una carrera. Hasta ahora no había ocurrido pero este suceso no es solo de las Llagas. En la lista hay más cofradías con problemas de este tipo.
“¿Volverán los profesionales?” se titulaba aquel artículo que en el año 2019 publicaba. Y no ha hecho falta esperar mucho para verlo. No soy pitoniso. Uso el sentido común. Y todo apunta a que este problema arrastrará a otras corporaciones por la decisión tomada en las Cinco Llagas. No hay otra.
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