Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Crónica personal
AL fin. Ha hecho falta el descalabro de los socialistas en Cataluña para que el presidente reaccione y anuncie medidas que se le pedían desde hace meses.
Ha hecho falta que los sondeos –malos– se confirmen para que finalmente Zapatero haya tomado decisiones expeditivas, entre las más importantes dedicar atención a las pequeñas y medianas empresas, las que sufren con mayor impacto las consecuencias de su pésima gestión de la crisis económica. Sin embargo, echa más tinta negra en otro sector, el de los desempleados de larga duración, sector tristemente creciente al que elimina la posibilidad de prolongar la ayuda de 426 euros. Todo sea por frenar el gasto público, donde Zapatero toma decisiones como la semiprivatización de Loterías y de Aena.
Hacía semanas que el ministro Blanco había preparado un plan de restricción de gastos e incremento de fondos que pasaba por una privatización parcial de Aena, con la gestión del espacio interior de los aeropuertos con criterios empresariales, así como la creación de una sociedad mercantil para los terrenos exteriores, donde podrán crearse polígonos industriales. Pero Zapatero no había tomado en consideración ni las medidas que le sugerían sus colaboradores ni tampoco las que le llegaban desde otros sectores, hasta que finalmente ha decidido que no puede quedarse de brazos cruzados ante la crisis galopante y la también galopante pérdida de credibilidad exterior; ante esa situación ha anunciado en el Congreso una serie de medidas, muy duras pero indispensables, para intentar salir del pozo en el que nos encontramos. De momento sólo ha ofrecido los titulares, aunque el viernes se conocerá exactamente su dimensión una vez que se apruebe en el Consejo de Ministros.
Mientras llega el momento de conocer en detalle las propuestas del Ejecutivo, sí se puede hacer al menos una valoración: es positivo que se coja el toro por los cuernos, ya no se podía demorar por más tiempo la toma de decisiones. Si hay un reproche que hacer a Zapatero es que no ha tenido el coraje suficiente para tomar medidas de ajuste cuando era obligado tomarlas, anteponiendo sus intereses electorales a los intereses generales. Es duro apretarse el cinturón, pero si nos lo hubiéramos apretado antes habríamos empezado a ver la luz al final del túnel . Otros países se encuentran ya en esa situación precisamente por haber abordado el problema de la crisis desde el primer momento.
Bruselas ha acogido con buenas palabras el paquete de medidas y Rajoy ha dicho que son muchos ya los planes que presenta Zapatero sin llevarlos finalmente a cabo. Ojalá esta vez se equivoque el presidente del PP y Zapatero se tome en serio la necesidad de aplicar un ajuste duro
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