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Esos bichos que nacen de los claveles vuelven a la carretera. Y el anuncio ha dejado flotando en el aire de la calle un rumor de clarines y timbales, como en las grandes tardes de toros, como si Paula nos citara un día cualquiera en la calle Circo para hacer de nuevo el paseíllo vestido de tabaco y oro. Me ha parecido sentir la guitarra de Jimmi Hendrix quizás en las manos de Morao, el soniquete de un estribillo de Triana, el verso y la carcajada de Kiko Veneno y puede que también una confesión cruda de El Torta. Lo que suena en la caja de mi mollera podría ser todo eso a la vez. Estoy seguro, sí, de que he vuelto a oír a Migue con su voz partía cantando en el jardín.
En los mentideros de los jereles hace meses que se traficaba con la noticia del regreso de Los Delinquentes y creo no equivocarme -lo saben bien mis compadres Tomás y Gallardo- si digo que la resurrección del duende garrapata se alumbró una noche de Feria, una de esas noches, en la caseta de Canal Sur y La Moderna, a la sombra de un mural sagrado de arte, bajo la mirada de Lola y todo su apostolado. Y con su bendición. Vuelven, como el verde rebelde, y lo hacen para celebrar que ya han pasado veinticinco años desde que aquellos chavales descamisados y flamencotes, puros y descarados, con los pies manchados de fango, dejaron con las patas colgando a la escena musical de este país. Fue con ‘El sentimiento garrapatero que nos traen las flores’, un título que parece tallado en mármol. Y nos escapamos por la cuesta gracias a un manojo de canciones que ya eran eternas cuando las escuchamos por primera vez.
La banda vuelve por derecho, sin dejar a nadie atrás. Es lo que harían los buenos compadres en ‘Uno de los nuestros’. Siguen siendo un puñado de tipos de poco fiar, numerarios de los más prestigiosos bujíos, artistas encima de un escenario y atándose los zapatos o poniéndose el pijama. Un atajo de presentables de la talla de Dani Quiñones, Paco Lara, Lolo Morilla, Faé, Davile… Ellos fueron, son y serán la guardia pretoriana del compás, los mejores socios para dar un golpe perfecto a las órdenes del Ratón y el Canijo, los jefes de esta pandilla de ángeles con caras sucias, como en aquella otra película descomunal Michael Curtiz y Humphrey Bogart. Y ahí en los medios de la plaza por supuesto que va a estar Migue, que cantará con ellos en las pantallas, nos hará sentir el perfume de su guitarra y tendrá a su hermano Manu, otro de los capos, siempre pendiente entre bambalinas de que no falte ni gloria.
El 24 de abril del año que viene nos vemos en el Movistar Arena de Madrid. Seremos otra vez los cómplices de estos Delinquentes. La banda nos espera. Como si no hubieran pasado 25 años.
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