Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Vara y pulgar
DESDE Jerez quizá pueda parecer que eso de Ucrania, el Donbass, Lugansky Donetsk -allí se fueron Schuster y Manolo Ruiz para entrenar al Shakhtar tras acabar su inolvidable etapa en el Xerez CD entre Sanlúcar y La Juventud- nos queda un poco lejos pero nada más lejos de la realidad y los llamados daños o efectos colaterales ya empiezan a notarse y el efecto dominó no ha hecho sino empezar: las bolsas tiemblan y el precio de las materias primas sube, lo que ineludiblemente acabará repercutiendo en los bolsillos y en la compra diaria. Al tiempo...
Y no parece que Rusia ande preocupada por las sanciones como tampoco parece que a Putin le importe que su pueblo pague este castigo económico;más tiene que perder Europa, pensará el exagente del KGB, teniendo en cuenta el gas, petróleo crudo y carbón que se suministra al viejo continente. ¿A quién va a comprar ahora Europa? ¿Y si a Vladimir le da por doblar el precio como represalia?
Pues sí, además de Ucrania, más tiene que perder Europa, adormilada en una autocomplacencia que le ha llevado a asistir impasible al avance del yihadismo o islamismo radical y del populismo nacionalista de personajes de singular estofa bajo una capa de permisividad auspiciada por un manto de libertad proclamado por revolucionarios que reivindican los derechos olvidándose de los deberes y que ahora se lanzan a exigir paz sin haber pedido antes que se respeten las reglas del juego.
Esa libertad en la que todo y todos valen que ahora se pone en valor y contra la que no cabe rechistar porque no es políticamente correcto en estos tiempos de autocomplacencia, esa libertad es la que se ha tomado Putin para repetir lo de Crimea mientras la vieja Europa contempla y amaga, pero no da porque no sabe muy bien qué hacer además de declaraciones de todo tipo pero la mayoría intrascendentes.
Parece que no hemos aprendido nada: si la historia se repite, habría que poner los medios y remedios para que no se repitiesen episodios como estos, tan lamentables como avergonzantes en este siglo. Pero la vieja Europa ha venido mirando de reojo inconscientemente a otros conflictos bélicos porque no eran en este continente, lo que le ha llevado a perder ese liderazgo mundial que antaño ostentaba, y ahora sufre en sus propias carnes las ansias expansionistas de los nostálgicos del imperio comunista soviético, lo que tiene desconcertados a los comunistas locales, más acostumbrados a criticar al imperialismo yanqui, contra el que se sienten más cómodos.
Desgraciadamente para Ucrania, el tiempo de la diplomacia quedó atrás y no se recuperará hasta que Putin tenga lo que quiera. Luego habrá reuniones y fotos y nos lo venderán como un éxito de la diplomacia y el diálogo pero la realidad es que, viendo lo que está pasando estos días, ha sido un fracaso. A ver si de una vez por todas aprendemos de nuestros errores y sentamos las bases para que episodios así no se vuelvan a repetir.
También te puede interesar
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
Por montera
Mariló Montero
Los tickets
En tránsito
Eduardo Jordá
Linternas de calabaza
Lo último