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Entre fascismo y antifascismo no hay neutralidad". Lo ha dicho un Gabilondo cada vez más perdido de sí mismo. La estrategia 1934/1936 del PSOE sigue adelante y el ex moderado profesor la asume con entusiasmo. Se trata de convencer al electorado madrileño de que solo hay dos opciones: votar al PSOE y sus nuevos mejores amigos de la extrema izquierda populista o al fascismo. Representado por un PP que según Marlaska es "una organización criminal" y según el BOE, el responsable de un "sistemático desmantelamiento de las libertades". Como si por la calle de Alcalá desfilaran camisas azules ondeando yugos y flechas. Los madrileños que no le voten ya saben lo que son: fascistas. No hay término medio. No hay opciones. Gabilondo o fascismo.
En su frenesí Gabilondo ni siquiera tiene en cuenta la realidad histórica. Insulta con su frase a los actuales votantes del PP, pero también a muchos antifascistas que no fueron ni socialistas ni comunistas. ¿Ha leído este hombre a Manuel Chaves Nogales? Ni tan siquiera en los años 30 el socialismo y el comunismo fueron las únicas fuerzas que se enfrentaron al fascismo. Baste recordar a Inglaterra, no casualmente el país en el que Chaves buscó refugio para seguir luchando, resistiendo sola tras la caída de Francia.
¿Que entre fascismo y antifascismo no puede haber neutralidad? Que se lo pregunte a su nuevo amigo Pablo y a su mini yo Garzón. Sí la hubo. Y comunista. Entre agosto de 1939 y junio de 1941 los comunistas, en virtud del pacto Molotov-Ribbentrop, fueron neutrales permitiendo que los nazis devoraran Europa. Y no solo los soviéticos. Aquel agosto del 39 L'Humanité publicó que "el pacto de no agresión entre la Unión Soviética y Alemania reafirma la paz" y Thorez, jefe del PCF, tras desertar del ejército francés para irse a Moscú, anunció "un pacto de amistad franco-soviético que sea el complemento del germano-soviético". El PCF no se sumó oficialmente a la resistencia hasta la ruptura unilateral -lo rompió Hitler, no Stalin- del pacto nazi-soviético en junio de 1941. Después, solo después, lucharon heroicamente contra el nazismo.
Ni siquiera entonces, señor Gabilondo, el antifascismo fue patrimonio exclusivo de la izquierda. Churchill y De Gaulle -antinazis desde la primera hora-eran conservadores. En cuanto a lo de trasladar la lucha contra el fascismo al Madrid de hoy es grotesco, si no canallesco.
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