La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Quizás
El acuerdo entre el PSOE y el PP para renovar el poder judicial es innegablemente bueno, por la sencilla razón de que los dos creen haber ganado y sobre todo por quienes son los que lo critican: Vox y Podemos. Nada muestra mejor a nuestros verdaderos amigos, que nuestros enemigos. Es pues una buena noticia que se ha recibido con satisfacción generalizada, porque nada aporta más tranquilidad a la ciudadanía que saberse tutelada por los acuerdos y no por la crispación y el enfrentamiento. Es bueno para todos, por lo que cabe preguntarse por qué han hecho falta cinco años para llegar a un pacto a todas luces positivo. Y la respuesta es que en nuestra sociedad hay personas y entidades a quienes les convienen las disputas y las trincheras, por la sencilla razón que viven muy bien de explotar los agravios y las heridas causadas por los otros. No construyen nada salvo a sí mismos, son tóxicos, y la mejor manera de combatirlos es actuando en dirección contraria a lo que ellos predican: es decir en favor de la moderación, la tolerancia y los acuerdos, haciéndolos posibles y no sólo argumentos marketinianos que el viento se lleva a las primeras de cambio.
Cuando escribo esto, quedan pendientes otros acuerdos como la gobernanza del Banco de España o RTVE. Confiemos en que se pueda seguir acordando en vez de practicar la política del derribo como único modelo de acción, porque unas instituciones sólidas benefician a todos. Pero si hay un acuerdo trascendental pendiente en nuestra sociedad es el que uniría a los partidarios de la España Nación única con los de la España plurinacional en un único proyecto común y solidario dentro de la Unión Europea. España nació de la suma de Reinos diferentes (Castilla, Aragón; Navarra y Granada) y más de cinco siglos después continuamos discutiendo sobre cual de las idiosincrasias de cada cual somete a la de los demás. A muchos nacionalistas vascos o catalanes, les sorprendería saber que antes de Zumalacárregui o Els Segadors, existieron Los Comuneros de Padilla, Bravo y Maldonado; o que el Reino Nazarí de Granada fue fundado en 1238, el mismo año en que Valencia fue conquistada por un Reino de Aragón que incluía a Lérida o Tortosa en las mismas fronteras que a Zaragoza. No se trata de que la Historia nos adormezca agarrados al pasado, sino que aprendamos de éste que llevamos mucho tiempo juntos y de que ya va siendo hora de llevarnos bien, como pobladores del mismo rincón del mundo que somos.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Memoria de Auschwitz
La colmena
Magdalena Trillo
Gracias, Errejón