Antonio / Gallardo

Los buenos columnistas

24 de enero 2010 - 01:00

CUANDO cada día tengo entre mis manos el Diario de Jerez me enfrento a la necesidad de comprobar que mis compañeros columnistas son muy superiores a mí. Yo no sé nada de política, de fútbol, de ciencias ni de leyes. Y ante una inteligente columna de Enrique García-Maíquez, de Francisco Bejarano o de Fernando Taboada me siento indefenso.

No digo nada de Alejandro V. García, Rafael Padilla, José Aguilar, Fernando Díaz Nosty, Nicolás Montoya o Núñez Seoane. Me repaso las columnas de todos ellos admirando la sabiduría y la facilidad con que escriben. Lo mismo me ocurre con Jesús Rodríguez, Gloria Moreno y Antonio Reyes. Estos dos últimos tienen dos nombres y apellidos como para encabezar un espectáculo folclórico.

Nuestro director, David Fernández, tiene la fortuna de contar con plumas tan destacadas e interesantes como las del crítico de arte Bernardo Palomo, Pilar Cernuda, Carmen Otero, Fátima Ruiz Lasaletta o Pilar Nieto, que también hace sus pinitos como nuestro benjamín Sainz Peña.

Me encanta el señor Simo y el señor Ingelmo. Y no digamos nada de los asombrosos escritores que se ocupan de La Tribuna, dejando bien claro lo que es conocimiento profundo de la sociedad en la que vivimos.

Me iba dejando atrás las firmas de Manuel Moure, Romero Bejarano y Carrión, que puede que estén tomando café ahora mismo…

Si ustedes llegan a leerme hasta aquí se estarán preguntando malévolamente: ¿a qué vendrá tanto peloteo? Pues no señor, no es peloteo porque a la mayoría de ellos ni los conozco. Es que hay que darle al César lo que es del César y a los columnistas lo que es de los columnistas.

Nunca se ve en la sección Cartas al Director un elogio a estos señores escribanos. En Cartas al Director sólo aparecen cartas agradecidas al Hospital por el buen trato que recibió nuestro abuelo cuando lo operaron de próstata o un versito in memoriam cuando por fin se murió.

Yo recuerdo que hace muchos años se publicó en las Notas de Sociedad del periódico de aquel entonces la siguiente y singular noticia: "Ha experimentado en su sepultura una ligera mejoría el cadáver de don Eusebio Colorado…"

Esta clase de erratas no las ha publicado jamás nuestro periódico. Y para que no todo sean elogios a nuestra Casa, sepan ustedes que no estoy de acuerdo con las abreviaturas y siglas de todos los periódicos, del nuestro también.

Las siglas me desorientan. Son muchísimas y cada día aumentan. Yo no tengo cabeza para descubrir qué es el ERE, el ESO, y cuantas cosas quieren explicarnos abreviadas.

Si un periodista se está haciendo pipí, y por aligerar escribe precipitadamente, 'SGAE' en lugar de Sociedad General de Autores y Editores, pues que lo ponga con todas sus letras que para eso es periodista.

Un día me preguntó un lector tan torpe como yo si dichas siglas significaban Suciedad General en Aeropuertos y Estaciones. Y si nos remontamos a los tiempos bíblicos el SPQR se ha convertido para toda la vida en el popular San Pedro Quiere Rosquetes, que cada Semana Santa vemos en todas las procesiones sin saber nadie por qué San Pedro sigue teniendo ganas de comer rosquetes año tras año.

Casos parecidos se producen cuando se publican como sucesos que "el ladrón atiende por J. M. S. J… ¿Cómo va a detener la Policía a un delincuente que se llama de un modo tan raro..?

Y ya que estamos de críticas aviesas díganme ustedes por que se escribe "a buen seguro", cuando diciendo "seguramente" está la cosa bien clara.

Para terminar, y dando gracias por los aplausos que me imagino estar levantando, he aquí unas cuantas preguntitas que no quiero dejarme en el saco:

¿Por qué en estos tiempos en que ya se dice miembro y miembra no se dice también víctima y víctimo? ¿Es que todas las atropelladas son mujeres? Y ya puestos a preguntar ¿Por qué todos los muertos, con perdón, son cadáveres? ¿No sería más lógico que hubiese cadáveres y cadáveras?

Es injusto. Si a usted lo coge el coche de Farruquito, usted se convierte en una víctima aunque haya sido toda su vida más macho que Pancho Villa.

Piensen en todas estas anormalidades mis admirados columnistas. Y que alguno de ellos, por favor, me explique por qué el "im-presionante" de Jesulín de Ubrique produjo tanta risa, cuando nosotros que presumimos a veces de letrados seguimos llamando a las compañeras del caballo y del toro, yegua y vaca.

CQMHED, que quiere decir "creo que me he extendido demasiado". Ustedes disimulen.

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