
Monticello
Víctor J. Vázquez
Una pérdida de tiempo
Por momentos me sentí rejuvenecer veinte años, más o menos el tiempo que no estaba en un plató de televisión. Iván y su equipo me habían invitado a una tertulia para hablar de nuestro Xerez junto a otros buenos aficionados. Mi mente se trasladó a aquellas tertulias que realizábamos en los noventa para Onda Jerez radio y televisión en el hotel Sherry Park los domingos por la tarde. Cuando el presentador, Iván Pastor, toco el tema de marras, se me vinieron a la mente el análisis academicista de Juan Reina Aroca, la mesura de Busti, el tremendismo de Rivera Cross o la defensa a ultranza que hacía Félix del fútbol que nos regalaba Chicha.
Ahora son otros tiempos, otra categoría, pero pude palpar en el resto de invitados el mismo entusiasmo de antaño. Cuando el apasionado presentador sacó el tema de la expectativas y objetivos que debe marcarse a estas alturas de la liga el Xerez, reviví aquellas tertulias. Como si un 'deja vu' se tratase, volvieron a relucir los dos extremos de siempre. De un lado el entusiasmo más desmedido en el que defendía mirar al ascenso directo, de otro la opinión más racional y comedida que abogaba por ir paso a paso, asegurar primero la permanencia para después plantearse objetivos mayores. En el fondo, es todo esto lo que hace al fútbol tan apasionante.
Esa mezcla de corazón y mente que se pelean, que se dejan llevar por un gol a favor o en contra. Sin ir más lejos este último partido ante el Estepona, la hinchada xerecista paso de la euforia más desmedida, cuando veía casi certificada la victoria azulina, a la decepción más absoluta, cuando el equipo local empataba el partido en el último minuto del descuento. Al final cosechó un punto que pudieron ser tres.
El aficionado tiene todo el derecho del mundo a soñar, a llevar el cántaro a la fuente tantas veces como desee. Ahí radica la pasión del fútbol. Por el contrario, la mesura debe existir en el cuadro técnico, en el vestuario y sobre todo en los directivos. Afortunadamente, los mensajes que siguen llegando de Checa y de Miguel Ángel Rondán son de prudencia. No dudan en pregonar que para tener éxito a final de temporada hay que ir consiguiendo en primer lugar objetivos menores. Para clasificarse para la promoción de ascenso antes hay que asegurar la permanencia y para ascender directamente antes debes garantizarte la promoción de ascenso.
En cualquier caso, aunque yo defiendo el paso a paso como peregrino que soy, no dejo de reconocer que el sueño que nos hace caminar cada día es el de alcanzar la meta final con éxito. De momento, con la decepción del empate, el Xerez ha sumado un puntito más y ya solo le restarían ocho para asegurarse la permanencia, paso obligado para luchar por ascender. ¡Ah! y la afición que siga como hasta ahora, que es el alma y el corazón en el caminar del Xerez.
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