Antonio Gómez

Los caminos de la felicidad

Tribuna libre

14 de octubre 2014 - 08:24

EL ser humano nace para ser feliz, y cada uno de nosotros buscamos el camino que creemos que es el más acertado para conseguir la felicidad deseada. Podíamos decir que casi hay un camino por cada persona. Hay quien acierta con el camino de la felicidad. Hay quien lo sigue buscando. Hay quien ha perdido la esperanza de encontrarlo. Y hay quien no cree que se pueda alcanzar.

Son muchos los caminos en la búsqueda de la felicidad. Hay quien persigue la felicidad por el camino del Bien Estar, buscando la comodidad, o el “tener,”: Riquezas, lujo, mucho dinero, etc. Los hay quienes buscan el camino de la felicidad deseando ser más que los demás, de sobresalir por encima de ellos. Otros eligen el camino de buscar aquello que les produzca placeres. También los hay quienes piensan que serían felices si se cumplieran todos sus deseos materiales. Hay quien piensa que la felicidad está en sentirse admirado por todo el mundo. También hay personas que eligen el camino para ser felices, mirando primero por sus intereses y después por los intereses de los demás. Otros persiguen el poder como el camino de su felicidad. Hay también quienes, para conseguir su felicidad, no tienen reparos en faltar a la verdad o en saltarse los principios morales básicos para la convivencia humana: No dudan en perjudicar a los más débiles de la sociedad para conseguir el camino de su felicidad. Cuando esto ocurre de forma generalizada, podemos afirmar que la sociedad está enferma, con el riesgo de su propia destrucción.

Pero también hay quienes creen que el mejor camino de la felicidad plena es el de comportarse de acuerdo con los Principios del Amor Responsable, que son el de Igualdad, el de Solidaridad y el de la Gratuidad, siendo conscientes que al elegir este camino asumen que les puede complicar mucho su vida. Estas personas son aquellas que no buscan ser felices, si no buscan hacer felices a los demás. Son aquellas que viven, para entregarse en la ayuda a los más necesitados, desde la renuncia a ellas mismas. Son las personas que no aspiran a tener ni riquezas, ni poder y por tanto consiguen ser libres, sin las ataduras que conlleva el tener. Son aquellas que, como dice San Francisco, no se empeñan tanto en ser amados, como en amar, en ser consolados, como en consolar, en ser comprendidos como en comprender. Son las que se sienten iguales que los demás seres humanos. Que se implican con los más necesitados como si el problema de éstos fuera su propio problema. Son las personas que no buscan ni esperan ni piden nada cuando ayudan a los más desfavorecidos. Son aquellas, como dice el Evangelio, que hacen lo que les gustarían que les hicieran a ellas y no hacen lo que no les gustarían que les hicieran a ellas. Son aquellas que han llegado a una armonía en el desarrollo de sus inteligencias, (intelectual, emocional, espiritual y social), que les permiten tener una vida interior equilibrada.

Yo he recorrido algunos de esos primeros caminos de los que he anunciado anteriormente, en aquellos que no están basados en el Amor Responsable. Cuando elegí estos caminos, desde mi experiencia de vida, me he encontrado con situaciones de desengaño al comprobar que los deseos que tanto había querido alcanzar, tras conseguirlos, no sólo no me habían hecho feliz, si no que me hacía sentir vacío. Llegué a la conclusión de que esa no era la felicidad que yo esperaba, que tenía que haber otros caminos que me llevaran a esa felicidad interior que yo buscaba.

Sin embargo cuando recordaba aquellas vivencias en las que había ayudado a alguien, de forma desinteresada, sin sentirme superior de nadie por ello y complicándome la vida, las recordaba como momentos en los que me había sentido feliz y satisfecho conmigo mismo y que además pensaba que había merecido la pena haberlas vivido. Creo que fue entonces cuando descubrí que el verdadero camino de la felicidad está en los comportamientos basados en el Amor Responsable desde una forma de vivir sencilla y coherente.

stats