El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
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En una sola semana hemos asistido a dos actos sin aparente ilación, a mi juicio íntimamente conectados por eso tan antiguo que se llamaba el espíritu del tiempo, Zeitgeist para los más finos, genius saeculi para los decididamente pedantes, aunque hoy es fácil acceder a esas antaño codiciadas condiciones mediante una rápida consulta a Wikipedia. Decía que, sin conexión evidente, existe una estrecha relación entre el todavía llamado, por mero reflejo, congreso del PSOE en Sevilla y el perdón presidencial de Biden a su hijo por todos los delitos que se le han probado, imputado o supuesto desde 2014 hasta hoy.
Por razones de salud, no digo ya de higiene, me prohíbo a mí mismo cualquier aproximación al género congresual partitocrático, en todas sus versiones. Ni prensa, ni radio, ni televisión ni redes. Un duro sacrificio que merece la pena para mantenerme fresco y jovial cual Chesterton sureño. Pero en esta ocasión, algún malvado me introdujo por wasap, subrepticiamente, un vídeo muy breve en que podía verse a un congestionado y a la vez aparentemente eufórico Espadas, quizá el mayor bluff de la política andaluza en décadas, proclamar a gritos su agradecimiento (sí, exactamente eso, lector, su agradecimiento) a Chaves, Griñán y demás patulea corrupta condenada en firme por gravísimos delitos. Y a toda una multitud amaestrada, aprendices de delincuentes a juzgar por su entusiasmo cómplice, aplaudir hasta romperse las manos. ¿Alguien ha pensado en el efecto demoledor de esa escena sobre el atribulado ciudadano medio?
¿Y qué decir de míster Biden? Todavía habrá quién se pregunte por el inexplicable triunfo de Trump. A un mes del abandono de la Casa Blanca, Biden ha aprovechado para aplicar su capacidad de indulto presidencial —“su pleno e incondicional perdón”— ¡a su propio hijo! “por todos los delitos contra los Estados Unidos que haya cometido, podido cometer o en los que haya tenido parte, en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2014 y el 1 de diciembre de 2024”, incluyendo aquellos por los que aún no haya podido ser encausado. La noticia, gravísima incluso para los jerifaltes demócratas que la condenan con la boca chica, siempre mostrando su comprensión hacia un padre tan amoroso, duró justo 24 horas en la prensa europea. Esperemos que se grabe a fuego en la mente de los ciudadanos norteamericanos.
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