La capitalidad cultural

06 de febrero 2020 - 01:31

La pasada semana, la excelente periodista que es Ana Huguet me invitó a su programa El Templete (7TV) y, como suele ser habitual, me obligó a reflexionar sobre el tema de debate, que en este caso fue la candidatura de Jerez para ser la Capital Europea de la Cultura (CEC) en el año 2031. Aunque, desde entonces hasta ahora algo se ha movido -se ha anunciado el diseño de "un plan estratégico de cultura", que se estaba ya echando en falta-, me voy a permitir rescatar alguna de las ideas que, sobre la cuestión, expuse en el mencionado programa. Por ejemplo, dije y mantengo que Jerez tiene toda la legitimidad y el derecho a presentar su candidatura a la CEC y que solamente el trabajo que ello debe comportar resultaría beneficioso para la ciudad, en tanto puede afectar positivamente a su autoestima, que observo bastante dañada. Partimos de una situación de profunda depresión y, para salir de ella y remontarla, nada mejor que un proyecto ilusionante, un sueño como el de ser «el corazón de la vida cultural de toda Europa» y que la cultura se convierta en motor de la ciudad, con todos los beneficios sociales y económicos que ello pueda generar. Se trata de un cambio radical en el modelo de ciudad que tenemos, lo que va a exigir un gran esfuerzo, que debe contar con la implicación del mayor número de sectores de Jerez. Estimo, además, que ese trabajo, en tanto debe hacer aflorar todas las potencialidades que poseemos, puede ser de gran utilidad triunfe o no la candidatura, siempre que se contemple un necesario plan B. Porque, entre los riesgos que se afrontan, hay uno que me preocupa especialmente: el de la frustración a que todo el proceso puede conducir caso de no salir adelante. Me cuentan de ciudades aspirantes que acusaron gravemente la decepción de no ser elegidas, y eso es algo que hay que sopesar seriamente.

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