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Un síntoma lamentable de la poca importancia que tienen las obras públicas para el Gobierno de Pedro Sánchez es que nombró a Óscar Puente como ministro de Transportes. Se habla mucho de la sanidad, la educación y la vivienda públicas, pero no de las obras públicas, que son esenciales para el progreso de un país. Cuando el presidente se llevó a Puente a Madrid se vio que lo reservaba para trabajar como dóberman, ya fuera azuzándolo contra Alberto Núñez Feijóo en el debate de la investidura fallida, o provocando a Javier Milei, el argentino, que es otro político lenguaraz. Es decir, para cuestiones payasescas. Pero ser ministro de Transportes es otra faena más ardua.
A Óscar Puente no le van a conceder ningún Oscar por construir puentes. No hace honores a su apellido. En realidad, en su Ministerio parece que no hace ni el huevo, sino que se limita a tuitear ocurrencias, siempre a mayor gloria del jefe. Hay obras públicas muy necesarias que acumulan lustros de retraso en todas las provincias andaluzas. Entre ellas, un puente, el de la SE-40, que es esencial para el tráfico entre las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva.
Algunos de esos problemas de infraestructuras, ciertamente, los ha heredado. Sin embargo, lo peor es la falta de inversiones y el nulo interés que se le aprecia al ministro. Para Andalucía es nefasto. Se cargó el AVE a Huelva y la conexión ferroviaria con Portugal. Y lo notan las carreteras de titularidad del Estado. La AP 4 entre Sevilla y Cádiz, después del peaje, es ya una vía lenta. Necesita un tercer carril, pero también obras urgentes, porque está plagada de baches. Y la imprescindible alternativa de la autovía A-4 sigue inconclusa.
El PSOE de ahora no invierte como el de antes. Las obras públicas fueron de lo mejor en la gestión de Zapatero, aunque muchas las recibió encarriladas por Aznar. Sin embargo, después de Zapatero, llegaron la crisis y el frenazo. Y se nota hasta en los muertos de carreteras. En tiempos de Zapatero se pasó de 4.144 muertes (en 2006) a 2.116 (en 2011). Con Rajoy se estabilizó. Con Pedro Sánchez no se están reduciendo, excepto en 2020 y 2021, cuando descendió el tráfico por los confinamientos de la pandemia. Según datos de la DGT, la salida de la carretera es el tipo de siniestro que más fallecidos registró el año pasado, con 486 personas, el 42% del total de víctimas mortales. Y las salidas de la vía no siempre son culpa del conductor. A veces influye su mal estado.
En Transportes hace falta un ministro competente. Colocar a un político chuflesco es un desprecio intolerable.
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