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Crónica personal
Se había planteado como una oportunidad de oro para de exhibir la fuerza del PSOE, una oportunidad de oro para demostrar que el sanchismo está fuerte a pesar de los agoreros, de los sondeos y de la unanimidad de los analistas que recogían que la idea de Sánchez y sus estrategas de potenciar la figura de Yolanda Díaz era una operación magistral. Pues bien, esa convención autonómica de Valencia ha nacido maldita.
Importa mucho el 28-M porque está demostrado que quienes triunfan en las elecciones autonómicas y municipales suelen ganar, por no decir ganan, las generales, como se ha demostrado en el pasado. Por eso a Sánchez le importa tanto lo que ocurra en mayo. Y le importa mucho, muchísimo, mantener la presidencia del gobierno de Valencia, un símbolo.
Nada más conocerse la noticia, empezaron a llegar excusas: la mayoría de los candidatos que importaban alegaron problemas de agenda, entre otras razones porque dan prioridad a la campaña electoral. Sin embargo, siempre se puede hacer un hueco en las agendas, y lo sabe tan bien Sánchez que finalmente convirtió ese acto en algo muy de Valencia, muy de Ximo Puig, para paliar el desastre que repetiría otros desastres de los últimos tiempos.
Algo desconcertante ocurre en el sanchismo, porque ante tantos y tan seguidos bandazos se transmite la idea de que el capitán del barco no es capaz de evitar las fugas de agua.
Para Sánchez es clave que se unan Podemos y Sumar, y dedicará todos sus esfuerzos a que eso ocurra antes de las generales, pero desde luego es él, y solo él, quien está poniendo piedras en el camino de la posible unidad al apostar tanto y con tanta fuerza por Yolanda, lo que ha soliviantado a la dirección de Podemos. Segundo error, niegan en el PSOE que Sumar les reste votos, que Sumar se nutrirá de la abstención… pero empresas sociológicas solventes afirman que si las elecciones se celebraran ahora el PSOE perdería un 4 por ciento de sus votantes, que se irían a Sumar. Si el 28-M confirma esos pronósticos, las repercusiones en las generales desde luego no serán buenas.
La convención de Valencia nace muy tocada. Solo al PSOE de Sánchez y María Jesús Montero se le ocurre hacer un acto así cuando la mitad de los barones, y muchos de los alcaldes del PSOE, hacen campaña poniendo el acento en su lejanía con lo que defiende el presidente de gobierno. Alguien del equipo estratégico de Moncloa necesita ser relevado. Con urgencia.
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Gracias, Errejón