Cristianismo

En tránsito

Con la muerte del papa Francisco parece que ha habido un súbito interés por el cristianismo entre nosotros, pero si uno se da una vuelta por las iglesias podrá comprobar que suelen estar vacías (a no ser que se trate de la vida de las hermandades, y ese fenómeno es casi exclusivo de Andalucía). Hace pocos años, con mi hija, recorrimos a pie el norte de Portugal –un país mucho más creyente que el nuestro– y por desgracia pudimos comprobar que había poca gente en las hermosísimas iglesias y capillas de nuestro itinerario. Y aun así, cualquier persona con un mínimo de sensibilidad debería saber que hay pocas experiencias estéticas –y espirituales– comparables a pasar varios minutos en silencio en una de esas capillas dedicadas a los pescadores ahogados o a los pastorcitos que un día vieron a la Virgen en una cueva.

No hay ninguna religión del mundo comparable al cristianismo por su riqueza y su pensamiento y su densidad intelectual. Los mitos del antiguo Egipto, el judaísmo, los presocráticos, Platón, Aristóteles, San Pablo, santo Tomás: todas esas corrientes de pensamiento –y muchísimas más– están presentes en el fermento intelectual del cristianismo. Y eso, se mire como se mire, no existe en ninguna otra religión del mundo. El nihilismo woke quiere hacernos creer que el cristianismo es culpable de los peores vicios sociales: la opresión colonial, el supremacismo blanco, la violencia estructural del heteropatriarcado o la cínica justificación del pillaje de otros pueblos. Pero lo curioso del caso es que no existe ninguna cultura woke en ningún otro lugar del mundo. Sin cristianismo, no habría histeria woke. Y eso es así porque el cristianismo es la única religión que incorpora el concepto de “culpa” entre sus mandamientos fundamentales. Ni los chinos ni los hindúes ni los musulmanes se han arrepentido jamás de sus conquistas sangrientas o de sus prácticas infamantes, porque ninguna de esas culturas incorpora la idea del árbol de la ciencia que forma el sustrato moral del judaísmo y del cristianismo. ¿Existe la culpa en esas otras culturas? ¿Existe la reinterpretación crítica de la propia tradición cultural? ¿Existe la razón como instrumento fundamental de la fe? Prueben a buscar todo esto y a ver qué encuentran. Y aun así, el culpable es el cristianismo y el culpable es Occidente.

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