Marco Antonio Velo
De Valencia a Jerez: Iván Duart, el rey de las paellas
tribuna libre
COMO la más valiosa creación del género humano, la cultura nos define, diferencia y crea vínculos entre los miembros de una comunidad y, a través de sus manifestaciones artísticas (música, artes plásticas y visuales, literatura, teatro, danza, arquitectura…), fija los modelos estéticos y espirituales que nos identifican. El acceso a los bienes culturales es, además, un derecho primordial de los ciudadanos, como también lo son la educación, la sanidad o la asistencia social. Al igual que en otras partes del mundo occidental al que pertenecemos, es algo recogido en la propia Constitución Española que, en su artículo 44, establece que «los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho».
Jerez ostenta un privilegiado patrimonio cultural (material e inmaterial) y unas señas de identidad que la hacen del todo reconocible y, al mismo tiempo, diferente. Es esta singularidad heredada la que tiene que posibilitar -a la ciudad, a sus dirigentes, a su tejido productivo y a la ciudadanía, en general- su posicionamiento destacado en el mundo actual. Jerez debe ser plenamente consciente de que su apuesta tiene que centrarse en aquello que la hace distinta, única: su cultura; en un ejercicio que debe evitar la explotación descontrolada de sus singularidades para perseguir una ordenación estratégica, que, frente al mundo globalizado y consumista en que vivimos, reivindique el rol identitario que está llamada a desempeñar. Todo ello dentro de un proyecto de ciudad, que sea suficientemente financiado por la convergencia entre lo público y lo privado.
En contraposición a su rico patrimonio cultural heredado, el panorama que presenta Jerez -la quinta ciudad andaluza-, como motor y divulgadora de la creación artística en general, se concreta en la actividad de un solo ente: Fundarte, a través del Teatro Villamarta. Se trata de un modelo que viene funcionando desde la reapertura del teatro en 1996 y que, en estos 27 años, nos ha proporcionado una nueva e inusitada proyección en España y en el mundo, por medio de dos ejes fundamentales que provienen del proyecto fundacional: el Centro Lírico del Sur y el Festival de Jerez, ciclos que se han venido complementando con una programación de calidad que atiende a todos los públicos.
En el mes de mayo, tendremos elecciones municipales y, como viene siendo tendencia, en nuestro ámbito local, las distintas formaciones políticas comparecerán con un programa electoral que dedicará un espacio mínimo al proyecto cultural de Jerez, limitándolo, además, a un listado de acciones heterogéneas e inconexas.
Por todo ello, los abajo firmantes, ciudadanos de Jerez, creyendo firmemente en la importancia transcendental que la cultura ocupa en el desarrollo presente y futuro de nuestra ciudad y en el nuestro personal, interpelamos a las formaciones políticas para que, por los medios que estimen oportunos, expliciten el modelo cultural que proponen para la ciudad de Jerez y las obligaciones que están dispuestas a asumir para su financiación y para que la única entidad escénico-artística de Jerez (Fundarte, con el Teatro Villamarta) pueda asumir plenamente sus objetivos propios y de ciudad como organismo de interés público. En la misma dirección, exhortamos y animamos a asociaciones y colectivos culturales, así como a los medios de comunicación de Jerez, a que, en este tiempo, promuevan actividades informativas (charlas, coloquios, debates…), en los que tratar ampliamente los temas esbozados en este escrito.
María Paz Barbero. Restauradora de arte.
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