Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
MEJORANDO LO PRESENTE
Hace unos años saltó a los medios la noticia de que Interpón Oxfam, una ONG con más de 500 proyectos en 44 países, había decidido paralizar su acción humanitaria en Irak: su director general argumentó que el cariz que tomaron los acontecimientos en un país mortalmente desangrado, la inseguridad reinante y el escaso margen de actuación al que fueron condenados la mayoría de los colectivos allí presentes desencadenaron tan extrema e indeseable resolución. Sólo tras consultar a sus numerosos asociados, decidieron destinar el presupuesto de esa emergencia a la crisis de Burundi (será por Infiernos en la Tierraý). En la misma línea de honestidad y coherencia, y aproximadamente doce meses después, Médicos sin Fronteras hizo público su agradecimiento por las masivas donaciones para la catástrofe del Tsunami, tan masivas que al considerarlas más que suficientes para sus actividades previstas en la región pidieron a la ciudadanía solidaria que interrumpiera los envíos.
Seguramente no haya publicidad más efectiva, cabal, y a la larga rentable para cualquier asociación no gubernamental, que mostrar siempre las cartas boca arriba y avanzar con la verdad por delante. Como no hay veneno más mortífero para ellas que el que clavan en su imagen los escándalos de una minoría de aprovechados, faltos de control y sin vergüenza ninguna, y que es, inquietud social y periodística mediante, lo que acaba justificando la inhibición a no colaborar de muchos de nosotros. Pero el llamado Tercer Sector (ese grupo de entidades dedicadas a la acción social y a la ayuda al desarrollo) son en nuestro país más de un millón de voluntarios agrupados en casi 1500 colectivos que manejan un presupuesto agregado de unos 1.700 millones de euros. El porcentaje de manzanas podridas, si hacemos bien los números, es mínimo: la gran mayoría aboga por la claridad, la información detallada, el escrutinio de los donantes, y rinde cuentas puntualmente como si de empresas del sector privado se tratara. Es más, seguramente la combinación de la competencia y el mercado hará que aquellas que no son eficaces desaparezcan. La rendición de cuentas y la transparencia son más útiles cuando permiten la comparación entre ellas y, por tanto, la elección.
Viene todo esto a cuento de que el próximo jueves, aquí en Jerez (Francos, 14) la asociación con la que inicié esta columna, Intermon Oxfam, ha organizado unas jornadas de puertas abiertas a las que estamos invitados todos: quienes un día decidimos engancharnos a su proyecto comprometido y necesario, y quienes siempre estarán a tiempo de engancharse.
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