El balcón
Ignacio Martínez
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Con dios de su parte, el ejército de Israel ha masacrado Gaza y mira al Líbano. Su Gobierno es una mezcla de extrema derecha y ultraortodoxos. El más moderado es el Likud de Netanyahu, que participó en mayo en Madrid en el mitin ultraderechista de Vox. Su ministro Smotrich, del Partido Sionista Religioso, considera justificado matar de hambre a los palestinos de Gaza, para acabar con las milicias de Hamás. Y el ministro Eliyahu, de Poder Judío, ha planteado tirar una bomba nuclear en Gaza. Israel tiene decenas de ojivas nucleares. Ese es el percal de una coalición que incluye a Judaísmo Unido de la Torá; los Sefardíes Observantes de la Torá, del Shas; los homófobos de Noam… Fanáticos comparables a sus primos hermanos los fundamentalistas islámicos de Hezbolá y Hamás, tutelados por la dictadura teocrática iraní, que también creen que tienen a dios de su parte.
Hay una sátira de Dylan sobre los crímenes de la historia: “perdonamos a los alemanes, aunque asesinaron a seis millones en los hornos; los alemanes también tienen a Dios de su lado”. Tras el holocausto, surgieron dos nuevos tipos penales, crímenes contra la humanidad y genocidio, y el Estado de Israel. Este verano el filósofo Santiago Alba Rico publicó en El País un artículo, El antisemitismo israelí, en el que describía a Israel sin cortesías: “Un proyecto colonial, supremacista y mesiánico que arranca con la limpieza étnica de Palestina... El hecho de que las derechas y ultraderechas europeas, históricamente antisemitas, apoyen hoy los crímenes de Israel da bastantes pistas… sobre el parentesco de dos visiones del mundo, violentas y racistas, que comparten un nuevo enemigo interno: el islam”.
Tras anunciar España en mayo su reconocimiento de Palestina, el Ministerio de Exteriores israelí protestó: “Se acabaron los días de la Inquisición. Hoy los judíos tenemos un Estado soberano e independiente y nadie nos obligará a cambiar de religión ni amenazará nuestra existencia”. La inquisición no se ha acabado, ha cambiado de nombre. La medieval se inició en Francia en el siglo XII. Los francos también fueron el núcleo de las cruzadas, que entre 1096 y 1291 establecieron reinos cristianos en los Santos Lugares. La toma de Jerusalén en 1099 fue una matanza de 60.000 musulmanes y judíos pasados a cuchillo por los cruzados cristianos, que también tenían a dios de su parte. Causaron terror, violaron, practicaron canibalismo. El Papa Urbano II les había concedido indulgencia por sus pecados.
El gobierno israelí se equivoca, la inquisición sigue: ahora son ellos los que representan la intolerancia, el abuso y la persecución de infieles, ellos y sus primos los terroristas islámicos. Falta una semana para el primer aniversario de los atentados de Hamás que causaron 1.200 muertos y 200 rehenes. De nuevo Israel ataca población civil en zonas residenciales, siembra el terror y provoca una crisis humanitaria. Dylan cantaba que si Dios está de nuestro lado, detendría la próxima guerra. Pero no.
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