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Jerez íntimo

¡Qué bien suena Jerez en el arte de ‘Sabor a Plazuela’!
¡Qué bien suena Jerez en el arte de ‘Sabor a Plazuela’!

25 de noviembre 2024 - 05:45

Solamente lo fugitivo permanece y dura. Quevedo robusteció tal aserto, “limadas del tiempo las medallas”, con rima consonántica en unos versos lucientes. El soneto que las enmarca no pierde fuelle. La vigencia de su mensaje sienta cátedra. No como regla del tres, sino como ley de vida. Las horas -que son cara y cruz de una misma moneda- derrumban gigantes y -todas hieren, la última mata- aniquilan aparentes dogmatismos de faraónica cimentación. Altas torres caen (jamás de tapadillo) bajo el camión escoba del tempus fugit. Todo es arrastrado según el acre de las manijas del reloj. Por este motivo -que es motivación de recia escuela y recta espuela- la vida nunca se desmadra si apelas al carpe diem, al tren de los momentos (por calcar la expresión que titula el potente álbum de Alejandro Sanz). La vida nunca se desbroza si la experimentas -la rebañas- adentrándote también en lo desconocido -en lo inexplorado- para privilegiar el proceso, el curso, las fases sucesivas o simultáneas (en tanto los resultados sobrevendrán, antes que después, por añadidura). La magia radica en la calzada de ‘El mago de Oz’ y de ‘El flautista de Hamelín’ y no en el cielo gratuito que concede toda falta de riesgo. La vida tiene más de etimología que de odontología. Más de navegación que de presunción. Más de vanguardismo que de dogmatismo. Más de ruta que de inmediatez. Hay que ser muy carota para enrolarse en la vitola -en el cortoplacismo- de la arrogante autocomplacencia -que es apostura falsamente inmortal-. Caminante no hay camino, se hace camino al andar: hete aquí el machadiano ideario de quienes también encuentran postulados vitales en ‘La lámpara maravillosa’ de Valle-Inclán.

Sí, solamente lo fugitivo permanece y dura en la crónica secreta del día a día de la ciudad. De cualquier ciudad que no ceje en el empeño de sus maravillosas pequeñeces, tan al hilo del espíritu de Luis Coloma. Este pasado fin de semana Jerez ha contado, como dijera el poeta, “con el prólogo de dos jornadas tintadas de esdrújula identidad”. El jueves fue un frenesí de actividad empresarial durante la franja matutina. Me consta el serial de acuerdos que se rubricaron a iniciativa de diferentes sectores. Por veces la innovación se adecúa mejor al estudio de mercado. Los empresarios jerezanos no hacen oídos sordos a tamaña tendencia. Ya caída la tarde noche diferentes convocatorias pincelaron -y no pixelaron- la ciudad de una animación propia de grandes capitales. El centro era calidez -pese a las bajas temperaturas- de la pre-Navidad cuyo prefacio ya entona los castizos villancicos de patios abiertos de antiguas casas de vecinos -léase: ancá la buela, con vistosidad de jacarandas, olor a Marie Brizard y sabor a tapioca-. La Real Academia de San Dionisio celebró una provechosa Asamblea General de académicos. El progreso de la docta casa sube en ascensor hacia prometedores proyectos.

Por cierto: me alegro muy mucho del gesto -nunca es tarde si…- que la Hermandad de la Yedra ha tenido para con el gran cofrade que fue de la misma y ahora, cuarenta y siete años después de aquel injusto agravio, vuelve a serlo de censo y número: Antonio Mariscal Trujillo. Su hijo le condujo, engañado, hasta la Plazuela teóricamente para visitar un inmueble de la zona. Toda vez alcanzaban la altura de la capilla, y a tenor del protocolo que precisan estas recepciones, el hermano mayor César Díaz y varios oficiales aguardaban con los brazos abiertos al bueno de António. Y así, a renglón seguido, reingresarlo de inmediato sin exámenes ni trámites que sojuzguen la idoneidad de nadie para arrimarse a la causa del Señor. ¡Qué alegría comprobar cómo un máximo dirigente cofradiero usa la sorpresa para hacer el bien! Este modus operandi caracteriza a la Yedra de muchos años a esta parte. Sorpresa valiente, en efecto, para hacer el bien, que es lo frontalmente contrario de la cobarde encerrona para hacer el mal. En la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza la mala praxis de esta segunda opción nunca tuvo cabida.

El espacio cultural ‘ArteaDiario’ acogía la presentación de la Guía de Navidad 2024 editada por Diario de Cádiz, Diario de Jerez y Europa Sur. ¡Qué clima de sano compañerismo/jerezanismo al son de ‘Sabor a Plazuela’ regado a posteriori por la artística elegancia de la venencia de Jesús Rubiales! Un rato de gran categoría, que diría Manolo Picón. Abro paréntesis para enviar un fuerte abrazo a los amigos y hermanos Genaro Benítez y Pedro Larraondo, en ambos casos por prácticamente la misma razón. Cierro paréntesis. Tras el acto de la calle Patricio Garvey pongo pies en polvorosa para, en un amén, subir las escaleras de la sala capitular de la Flagelación. Tercera y última ponencia del III Ciclo de Conferencias Hermandad de la Amargura. Enrique de Mora, su coordinador, ha consolidado en tres ediciones acaso la convocatoria anual de más alta cultura de cuántas proponen las cofradías jerezanas. No es de extrañar conociendo el brillante perfil intelectual de Enrique. Se (me) acaba el espacio. Iba a escribir sobre la amena charla de Enrique Soler en este ciclo de la calle Colón. Y de otros ecos de sociedad. A tal fin me emplazo con usted, querido lector, pasado mañana miércoles…

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