Efectos y antídotos

Juamna Moreno, este jueves, en la sesión de control al Gobierno analuz en el Parlamento.
Juamna Moreno, este jueves, en la sesión de control al Gobierno analuz en el Parlamento. / María José López · EP

LAS mayorías absolutas son un arma de doble filo: al tiempo que te permiten gobernar con la seguridad de que habrá siempre respaldo parlamentario al impulso legislativo del poder ejecutivo, éste puede caer en la tentación de creerse que la hegemonía política puede ser eterna. Y nunca lo es.

En el caso de Andalucía el riesgo es todavía mayor, porque la exitosa estrategia de Juanma Moreno de convertirse en un político atrapatodo bajo el signo de la moderación supuso que mucho voto del que logró en junio de 2022 sea prestado.

El elector andaluz entendió de manera nítida que la mejor forma de frenar a la ultraderecha era confiar en Moreno, un presidente que llegó al cargo cuando en su partido pulían la piedra de afilar para pasárselo a cuchillo, gracias precisamente a la primera irrupción de Vox en un parlamento español. Y si les convenció fue precisamente porque supo manejar inteligentemente el apoyo del partido de Abascal mientras lo necesitó para sacar adelante sus políticas. Le ayudó también que en las filas socialistas, ni Susana Díaz en 2018 ni Juan Espadas en 2022 –por razones bien distintas–, supieron ver que azuzar el fantasma de Vox sólo daba réditos a este PP muy centrado.

Las elecciones autonómicas del año próximo tendrán que confirmar si este efecto Moreno se consolida definitivamente y si el cambio es sociológico y perdura. Las encuestas, también las del Centra, le dan razones para pensar que puede ser así. Es más niegan que exista un efecto Montero como antídoto. Y es que el sondeo augura que María Jesús Montero incluso podría empeorar los pésimos resultados de Juan Espadas en 2022.

El PP andaluz corre el riesgo de confiarse porque la demoscopia les siga sonriendo tras el recambio en el liderazgo socialista. Hay razones que pueden explicar el porqué de unas expectativas tan bajas para Montero: la principal que su imagen está totalmente asociada a Pedro Sánchez, pero también que lleva más de veinte años montada en el coche oficial y que su querencia hacia el populismo atrae poco. Pero es Juanma Moreno quien se juega su preciada mayoría absoluta y la gestión de su Gobierno, el primero monocolor, será la que se someterá al escrutinio de los andaluces que voten. No puede pasar por alto, sin ir más lejos, que miles de personas se han manifestado hace tres semanas por lo que consideran un retroceso en la prestación sanitaria, algo que no se explica exclusivamente por el impulso político de la oposición y sindicatos afines. Obviarlo sin más y no reaccionar sería una apuesta perdedora.

stats