El microscopio
Un año más sin acuerdo
La esquina
Las tradicionales reacciones al tradicional mensaje navideño del rey Felipe VI no han defraudado las expectativas. Los partidos mayoritarios lo apoyaron ritualmente para seguir incumpliendo sus premisas y eludiendo sus reflexiones. La minorías le pusieron pegas y dejaron al descubierto su propia impotencia.
El Monarca puede respirar tranquilo con esas críticas. Con enemigos tan poco peligrosos –en cantidad, calidad, fuerza e inteligencia–, ¿quién necesita amigos? Lo único algo preocupante es que todos ellos cogobiernan, sustentan o avalan al Gobierno de la nación, primer interlocutor institucional del Rey. En realidad esto debería hacérselo mirar Pedro Sánchez: cómo gobernar la España democrática apoyándose en los enemigos de la Constitución y en algunos enemigos confesos de España. Su ciega ambición de poder se lo impide.
Resumamos. El presidente de ERC opinó que el Rey está descalificado para pedir menos ruido porque él ha hecho más ruido que nadie (condenar su secesión chapucera y defender la Constitución fue de lo más ruidoso, sin duda). El segundo de Junts eligió el desprecio: no vio ni oyó el discurso porque el Rey le parece irrelevante y falto de credibilidad (no como su jefe, el gran fantoche de Waterloo). Al independentista pragmático del PNV le pareció muy mal que Felipe no hablara de la nación vasca y rechazó su visión “idílica” de la Constitución que le dio a su tierra un privilegio fiscal inaceptable.
Subieron el tono los dos partidos de la izquierda populista, uno que gobierna con Sánchez (Sumar) y otro que gobernaba en tiempos más bonancibles (Podemos), ambos embarcados en una guerra sin cuartel por recoger los restos del naufragio provocado por ellos mismos, y por ellas mismas. Acusan al Rey de portavoz de la ultraderecha, un racista que parece más diputado de Vox que jefe del Estado y –Yolanda Díaz– “encerrado en un paradigma, el del 78, que ya no le dice nada a casi nadie”. ¿Cómo sabe Yolanda que el paradigma del 78 no le dice nada a casi nadie? ¿Dónde hace sus encuestas tan distintas a todas las demás que reflejan que la monarquía no es un problema para los españoles? Quienes no paran de perder elecciones son Sumar y Podemos. Parece que ellos no les dicen nada a casi nadie.
Creo que la mayoría de los españoles son accidentalistas: no son monárquicos, pero aceptan esta monarquía porque funciona y la alternativa es peor. ¿Se imaginan una república presidida por Aznar o por Zapatero? No veo otras opciones. Y las dos dan miedo.
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