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QUÉ se diría si tras rescatar a un montañero o un espeleólogo que ejercitan un deporte que, más allá de satisfacer su encomiable voluntad de superación o su amor al riesgo no aporta beneficio social alguno, surgiera una polémica pública sobre el pago de los cuantiosos gastos que muchas veces estas operaciones suponen? ¿Qué se diría si se hubieran convertido en una polémica pública los cuantiosos rescates -en torno a los 15 millones de euros en cada caso- pagados en 2010 y 2012 a terroristas fundamentalistas para la liberación y posterior repatriación (en aviones del ejército español) de dos cooperantes catalanes, en el primer caso, y de tres cooperantes europeos -dos españoles y una italiana-, en el segundo? No hubo polémica, lógicamente, pese a que en ambos casos los rescates financiaban a los terroristas. Todo lo contrario. Como se escribía en El País: "Políticos y sociedad civil, como no podía ser de otra forma, han manifestado hoy su alegría por la liberación de los cooperantes; y han felicitado y agradecido también al Ejecutivo su gestión para terminar con su cautiverio".
Como no podía ser de otra forma… Entonces, ¿por qué preocupa tanto ahora quién pagará la repatriación de un anciano misionero y una monja? ¿Por qué la directora general de Salud Pública ha metido la pata hasta el cuello diciendo que "la orden asumirá los costes que tenga que asumir por haber pedido la repatriación"? ¿Por qué -el mundo al revés- la derecha ha querido cobrar la repatriación a los hermanos de San Juan de Dios mientras que el PSOE e IU afirman que la debe pagar el Gobierno? ¿Por qué, a la vez que por primera vez el importe de una repatriación se convierte en polémica, también se polemiza sobre la suerte de los que han quedado allí -"el Gobierno abandona a su suerte a los compañeros de Pajares infectados por el ébola" (Público)-, se leen exagerados titulares en primera página -"Sanidad deja vacío un hospital de Madrid para el infectado de ébola" (El País)- o las redes se llenan de tuits repugnantes? ¿Por qué hasta ayer Rajoy no dijo que el Gobierno asumirá los gastos de la repatriación? ¿Por qué afirmó que ignora de dónde ha salido el debate, si sabe que, sorprendentemente, además de las redes y algunos medios anticlericales lo ha provocado su propia directora general de Salud Pública? ¿Será que cuando los repatriados son un sacerdote y una monja todo se complica?
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