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SERENA Fortin es una artista italiana afincada en Jerez donde a su condición de sabia restauradora de obras de arte antiguo hay que sumar la de escultora y diseñadora de joyas. Estas dos últimas facetas son las que conforman esta exposición que abre la quinta temporada de la galería de Ramón Martín y Paloma Caparrós.
Me gusta mucho que las galerías de arte oferten cosas frescas y variadas; bastante tenemos ya con los viciados ambientes artísticos que últimamente nos estamos encontrando, queriéndosenos, además, vender como lo más último de lo último. Por eso es positivo y sumamente feliz el encuentro con esta exposición donde la escultura sirve de perfecto complemento - hoy los cursis dirían maridaje adecuado - a una joyas que dejan su simple papel de ornato para adentrarse por el más sublime de pieza artística.
La obra de esta artista nos sitúa en los planteamientos de una escultura - llamémosla así para delimitar posiciones - que se ajusta a los rigurosos cánones de una abstracción que, no obstante de sus postulados absolutos nada figurativos, sí asume una potestad de cercanas referencias. Serena Fortín manipula la madera hasta convertirla en sinuosos desenlaces donde todo queda supeditado a la más arbitraria forma plástica. Estas bellas y sugestivas piezas, tanto las de gran formato, como las que se identifica al sentido de joya, argumentan una sólida realidad volumétrica, se ajustan a las circunstancias de una evocadora línea significativa donde todo puede ser posible y nos ofrece una presencia física cautivadora. Por sus obras pasan estamentos de una plástica muy bien conformada, perfectamente estructurada desde posiciones sabiamente referidas y mejor confeccionadas y nos transportan a algunas de las mejoras páginas de nuestra reciente historia escultórica.
La artista italiana sabe lo que tiene entre manos. No se deja llevar por simples experimentaciones de un momento. Tras cada una de estas piezas se encuentran desarrollos artísticos muy bien planteados y concensuados para que ocurran desenlaces de una gran solvencia creativa. La autora conoce a la perfección el medio y sabe cómo ajustarse a los modos de un arte abierto y sin fronteras expresivas.
Las joyas lo son por lo que significan y por su absoluta trascendencia artística.
La exposición de la galería jerezana trae frescura a unos momentos donde se echa mucho en falta. La exposición de Serena Fortin inicia un nuevo periplo - parece que fue ayer cuando Paloma y Ramón dieron el paso adelante y abrieron su bella casa a los amplios argumentos de un arte con criterio - y lo hace con una artista nueva en la ciudad, alejada de los intereses de unos y de otros y sabiendo lo que se cuece en este universo donde todo no son joyas. Las de Serena Fortin, en cambio, se ajustan a una categoría superior susceptible de los más bellos y confortadores encuentros.
Diario de las Artes
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