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POCAS cosas hay tan sagradas para un país, que preservar las pensiones. Si se hubiera hecho bien, gestionando a cada trabajador lo que se le retiraba cada mes de la nómina, el sistema no sería piramidal y la quiebra no sería posible. El sistema de pensiones se hizo piramidal cuando se retiraron los fondos que cada trabajador aporto para sí mismo en los inicios, haciendo que a partir de ese momento, los nuevos integrantes aportaran sus ingresos para pagar no sus pensiones, sino la de los que estaban ya jubilados. Dicho de otra forma, como se ha metido la mano en la caja, mejor dicho, como se ha robado individualmente a cada trabajador lo que le ha sido descontado durante años de su nómina, ahora no hay fondos, no para pagar las pensiones, como debería ser, sino ni siquiera para compensar lo que las cotizaciones actuales no alcanzan para pagarlas. El fondo actual apenas da para 6 meses. La cantidad que contiene dicho fondo más las cotizaciones previstas llega para 18 meses. Cuando lo normal, si no se hubiera metido la mano en la caja, sería que ese fondo estuviera garantizando de por vida las jubilaciones de los que están ya jubilados y quedara remanente para cubrir, proporcionalmente la jubilación, en función de los años que llevan cotizando, de las personas que están trabajando actualmente. ¡Imaginen la dimensión del desastre! Necesitamos entre 6 y 8 millones de puestos de trabajo nuevos en un decenio, para poder sostener el sistema de pensiones, y una cantidad mucho mayor para revertir el perverso sistema piramidal para garantizar las pensiones.
Nuestra mentalidad y estructura económica hacen que aquello que necesitamos este fuera de nuestro alcance. En el futuro las pensiones se pagarán vía impuestos a los de abajo y más deuda pública. Sí, ¡más aún! Un excesivo endeudamiento que generara la imposibilidad de acceder al mercado de deuda, acabaría con las pensiones.
Los trabajadores españoles han sufrido un robo literal directamente a sus bolsillos por parte de su clase política, porque las cotizaciones de un trabajador jamás deben servir para pagar otro gasto que no sea el de su jubilación. Sencillamente porque es suyo. No es un impuesto.
La reducción de costes, que en realidad es la condición que nos ha impuesto Europa para evitar el rescate, está recayendo en las espaldas de los trabajadores; especialmente en los mas jóvenes. Con una deuda pública superior ya al 100% de su PIB, Europa esta vigilante y preocupada. Por descontado, no nos dejará hacer trampa.
El sistema de pensiones se llevará por delante no sólo el déficit; también la deuda pública sobre PIB. Algún día lamentaremos haber tolerado esta clase política que tenemos. Será entonces demasiado tarde.
Pero de esto no se habló en la campaña electoral. ¡Qué raro!
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Gracias, Errejón