Marco Antonio Velo
En la prematura muerte del jerezano Lucas Lorente (I)
Crónicas levantiscas
A Lilian Tintori, la esposa del opositor venezolano, le han encontrado cerca de 60.000 dólares en su automóvil: qué feo. Al ecologista Juan Clavero le han hallado en su coche una cantidad considerable de cocaína y hachís cuando regresaba de protestar por el corte de un camino en las cercanías del Pinsapar de Grazalema. En las Navidades de 1989 fuimos con los hermanos Clavero -uno de ellos, Juan- a recorrer los pinsapares del norte de Marruecos, bosques mixtos de este abeto mediterráneo y cedros centenarios. Y con monos. El paraje estaba cerca de Xauen, en pleno Rif, pero subiendo y subiendo, llegamos a unos riscos pelados donde los árboles desaparecieron hacía décadas para cultivar hachís. No he visto nunca gentes más pobres; un viejo, antiguo combatiente de las tropas de Franco en nuestra guerra que sólo hablaba de las naranjas españolas, nos ofreció algo de comer: tripas de cabra. No fumamos, ni allí ni en Tánger, donde pasamos un Fin de Año abstemio para mi gran pena. Es más, nunca he visto fumar a Clavero, ni tabaco, tampoco esnifar: creo que es ese tipo de personas que se cayeron en una marmita de chico, como Obélix, y no necesitan más estimulantes. Es así, un jartible, a veces pesado, a veces injusto. Corresponde a la Guardia Civil, quien le detuvo por una llamada, esclarecer este hecho que recuerda a Venezuela.
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