La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Crónica personal
Llegan rumores de que Pedro Sánchez se plantea no pelear por la presidencia del gobierno. Las cuentas son muy justas, los independentistas son insaciables, no tiene garantía de que los cinco diputados de Podemos voten lo que diga Yolanda Díaz, que ha traicionado a Pablo Iglesias e Irene Montero, y tampoco es seguro que el PNV, que no quiere saber nada del PP por culpa de Vox, quiera saber algo de un Pedro Sánchez que ha colaborado en la potenciación de Bildu hasta el punto de ganar al PNV en las generales.
Se comprende que el presidente de gobierno se lo está pensando. Pero probablemente más que las dudas sobre el grado de lealtad de quienes dicen apoyarle, reflexiona sobre cómo puede afectar el resultado del 23-J a su imagen internacional, fundamentalmente la que tiene en Bruselas. Más todavía cuando ostenta la presidencia rotatoria de la UE, un cargo más representativo que decisorio, pero que intenta ejercer como si fuera el hombre que rige los destinos de los europeos hasta final de año. Sánchez, que presume de haber puesto el nombre de España en Bruselas en lo más alto, después del que considera periodo sin fuelle de Rajoy; que se cree el favorito de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula van del Leyen, que siempre lo recibe con brazos abiertos y amplia sonrisa, y que mantiene que él y Macron mueven los hilos en la UE desde que Italia está gobernada por la ultraderecha y el Brexit ha dejado fuera de juego a los británicos ¿Cómo se va a presentar en Bruselas presumiendo de impecable inglés y de su liderazgo después del resultado electoral del pasado domingo?
Podrá sacar pecho porque suma más escaños y hasta lograría los votos para una investidura, pero la gente que manda en Bruselas sabe muy bien qué ha ocurrido el 23-J, y para un político tan pagado de sí mismo y con un ego superlativo, eso debe ser un calvario.
Ha perdido las elecciones, llegará a las reuniones del Consejo Europeo como un segundón al que no le tiembla la mano por pactar con comunistas, independentistas, descendientes de una banda terrorista, partidos dirigidos por fugados de la justicia, partidos que presumen de no cumplir las leyes ni la Constitución, partidos que se niegan a estrechar la mano al Jefe de Estado y que se aprovechan de la Justicia española para dirimir sus conflictos pero se niegan a acatar las decisiones de los jueces. Sánchez sabe muy bien qué se piensa en la Europa democrática y avanzada de quien se alía con personajes y partidos como los que tendrían que ser sus socios. Cuesta creer que se atreva.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Siempre nos quedará París
Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Memoria de Auschwitz
La colmena
Magdalena Trillo
Gracias, Errejón