La flor de la carroña

Cuarto de muestras

12 de enero 2025 - 03:05

Ha comenzado el festín de la carroña. Se ven las grandes aves sobrevolar en círculo sobre el animal muerto. Sus poderosos picos pueden desgarrar la carne y tienen sus cabezas descubiertas para evitar que la sangre infestada de gérmenes se adhiera a sus plumas cuando cavan más profundamente la comida. Su sistema digestivo es fuerte. Después de comer regurgitan restos no digeridos como pelos, plumas y huesos. Hay aves necrófagas especializadas y otras, oportunistas, que eventualmente comen carroña por toparse con ella o por falta de presas para cazar. Su gran habilidad es consumir carne en estado de descomposición sin enfermar. Algunos tienen el hábito de adherir sus patas, cuando tienen calor, a una sustancia producto de la combinación de sus heces con su orina, que les ayuda a mantener su temperatura corporal. En el deslumbrante mundo de la naturaleza todos los seres cumplen su función, incluso los muertos. Los ingratos poetas han hecho de los buitres un símbolo de codicia y crueldad.

Más allá del mundo animal, hay también algunas plantas suculentas que huelen a la carne en descomposición. Con su olor atraen a insectos ayudándoles en su reproducción. A esta fétida planta la llaman La Estrella de las Moscas. Se recomienda su cultivo al aire libre por su pútrido hedor. Su peste es un bulo que ellas mismas generan para ser polinizadas.

Con la misma fascinación y curiosidad, del mismo modo riguroso y templado, deberían explicarnos el ecosistema político para entender sus hábitos alimentarios, sus sistemas de reproducción, sus vulnerabilidades, su simbolismo. Podríamos de este modo conocer su comportamiento animal y el nuestro e intentar descifrarlo. Podríamos, claro que sí, establecer similitudes e identificaciones, proteger a los ejemplares raros en peligro de extinción, tratar a las dañinas especies invasivas, prohibir el maltrato en los circos, celebrar el día de San Antón con un sentido más profundo; más allá de la bendición de los animales domésticos y de granja. Incluso podríamos acuñar el ecologismo político y criar a nuestras especies en un ambiente sano que evite la degradación del medio.

No lo olviden, ha comenzado el festín de la carroña y sobre nuestras cabezas sobrevuelan los buitres, o quizás sólo sea un bulo. Una extraña plantación de Estrellas de las Moscas que alguien ha sembrado en esta sociedad fantasiosa para poder polinizarse. Demos tiempo al tiempo y dejemos que la sabia naturaleza cumpla su función y reequilibre el sistema. No hay mal que cien años dure.

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