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Los grandes partidos españoles han exportado la peleíta nacional a Europa. Teresa Ribera está atrapada en un fuego cruzado. Una semana después del triunfo de Trump, en Europa se reorientan discursos y estrategias. Contagio y resentimiento. Dos resentimientos planean sobre el Parlamento europeo. El de Feijóo contra Sánchez y el de Manfred Weber contra Von der Leyen. Se detestan. El PPE, fundado en 1976 como grupo democristiano, abrió sus puertas en 1990 a partidos conservadores o neoliberales. Y ahora da otro golpe de timón para entenderse con fuerzas reaccionarias. El jueves esa alianza postergó la entrada en vigor de una medida para luchar contra la deforestación de los bosques.
El PPE está dirigido por Manfred Weber, católico socialcristiano bávaro, que en 2019 fue candidato a presidente de la Comisión. Fue el más votado, pero Angela Merkel prefirió a su ministra de Defensa, la luterana Ursula von der Leyen, de la CDU. Manfred mira a su derecha con empatía: durante años protegió la presencia en el PPE del Fidesz de Orbán, que actualmente lidera Patriotas por Europa, grupo en el que están Le Pen, la Liga de Salvini, el FPÖ austríaco, el holandés Wilders y Vox, entre otros. Para todos ellos, Weber incluido, tumbar a Ribera sería un triunfo. Para Von der Leyen, una complicación.
Otro ofendido por no gobernar siendo el más votado es Feijóo. Hace un año, en noviembre de 2023, durante la investidura de Pedro Sánchez, el candidato socialista se pitorreó de su adversario ¡durante cincuenta segundos! por sus contactos con Junts. Remedó varias veces la frase del jefe del PP de que no era presidente porque no quería. Desde entonces lo que hay entre Sánchez y Feijóo es una cuestión personal. Se odian. Y su mal humor provoca reflujos políticos en la nación.
El presidente se dio el gusto de humillar a un rival que le había sacado 340.000 votos y 16 diputados. No debió hacerlo, como ahora tampoco Feijóo debe llevar a la Eurocámara su resentimiento y dar una imagen aldeana. Tras las elecciones americanas, PP y Vox coinciden en mensajes perfectamente intercambiables. Las dos dobles parejas que fueron pilares de la construcción europea han desaparecido. Francia y Alemania están en crisis política, económica y de liderazgo. Y la democracia cristiana y la socialdemocracia han perdido relevancia y han dejado de entenderse. Este es el escenario en el que vuelve al poder Donald Trump.
Pretender boicotear a Teresa Ribera para camuflar la estulticia de Mazón y la incompetencia de su gobierno es una burda maniobra. El PP de Valencia debería preguntar al andaluz cómo se interpretan las alertas y se protege a la población. Y el PP nacional debería pensar más en Trump, Putin, Netanyahu y Xi Jinping que en peleítas de resentidos.
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