Marco Antonio Velo
De Valencia a Jerez: Iván Duart, el rey de las paellas
Confabulario
Leíamos ayer, en elDiario.es y El Mundo, que el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, comandado doña Diana Morant, ha dejado sin ejecutar una ayuda de 31 millones de euros, proviniente de los fondos Next Generation EU, que iba destinada a los investigadores españoles de la IA. El Gobierno alega causas sobrevenidas, mientras que los científicos ya han pedido amparo a la Comisión Europea y recuerdan que esta ayuda permitiría a la ciencia española competir al más alto nivel europeo y mundial. Hecho que nos trae a la cabeza aquel título amargo –y esperemos que equivocado– del físico teórico e historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron: El país de los sueños perdidos. Historia de la ciencia en España.
Curiosamente, es un anterior titular de la cartera de Universidades, el sociólogo albaceteño Manuel Castells, quien acaba de publicar un libro relacionado con este asunto, La sociedad digital. Entre otras cuestiones de interés, suscitadas por los nuevos medios de masas (la polarización, la ultraindividuación, la desinformación, el descrédito de los poderes establecidos...), Castells recordaba algo tan obvio como el carácter fuertemente tecnológico, poroso e inmediato del mundo contemporáneo. A este respecto, cabe decir que el extravagante ciudadano Donald Trump –así llamaba Primo de Rivera a Unamuno–, no es un ciudadano exento de cálculo; ya que, según señala Castells en su obra, el señor Trump ha encomendado al señor Musk la tarea de colonizar con satélites de comunicaciones las órbitas más bajas de la tierra, para tomar ventaja sobre China. Como es fácil sospechar, en esta competencia por la supremacía científica, y en suma, por la independencia tecnológica, Europa no está ni se le espera. Y no es probable que la inexplicada falta de diligencia de nuestro Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, en cuanto a la aplicación de los recursos europeos, contribuya a paliar dicho retraso.
Podríamos citar otros asuntos de particular relevancia, llegados con el mundo digital, como la crisis de la prensa tradicional; vale decir, la crisis de la información contrastada. Del tenor de la noticia sobre los fondos Next se deduce, no obstante, una sólida esperanza: la ciencia de vanguardia es extremadamente barata. Nuestros científicos se han sumido en la consternación por 31 millones de euros. Cifra que, traducida a la escala valorativa de las comisiones y gabelas que pueblan con frecuencia los titulares, no alcanza la categoría de mediocre.
También te puede interesar
Marco Antonio Velo
De Valencia a Jerez: Iván Duart, el rey de las paellas
La colmena
Magdalena Trillo
Noah
Confabulario
Manuel Gregorio González
I nvestigar o no
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
María Jesús Montero, candidata