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Escribieron los Ventura del Arenal en su red social: “Cuando hablan de Martín Cartaya se nos viene a la cabeza nuestro padre Ventura, una buena amistad con sus vivencias de antaño, que hoy día vemos reflejada en los álbumes que tenemos guardados de todas sus fotos. Hoy queremos compartir una de ellas. Nuestro más sentido pésame a su familia”. ¿Cuántos, al saber del fallecimiento de Jesús Martín Cartaya, no han sentido lo mismo, no han agradecido lo mismo? Por eso su muerte ha generado una tan unánime ola de pesar, de cariño, de gratitud.
Una unánime gratitud colectiva, por haber fotografiado a lo largo de muchos años la vida cotidiana, menuda, que a cada instante nace y se deshace, de la ciudad. Y una gratitud personal, como sucede en el caso de los Ventura, por haber fotografiado, como parte de esa vida cotidiana de la ciudad, a miles de sevillanos conocidos o anónimos –el objetivo de su cámara era perfectamente democrático– sorprendidos, la mayoría de las veces sin que lo supieran; captados –como el padre de los Ventura, como el mío, como tantos otros– en la naturalidad de sus vidas cotidianas. Se hace cierto en su obra lo que escribió Cartier-Bresson: “La fotografía atrapa el instante y su eternidad… De todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija el instante preciso. Jugamos con cosas que desaparecen…”.
Le debo personalmente una fotografía de mi padre, ya muy mayor, las manos apoyadas en el bastón, sentado en San Antonio Abad donde él solía, en el primer banco de la nave de la Concepción, en su diario diálogo con Jesús Nazareno. Le debo, personalmente y como sevillano, una fotografía de la pérdida de la Sevilla de mi infancia, de mi mundo de la Encarnación: el solar, lleno aún de sus restos tras el derribo del mercado, con un hombre de espaldas contemplando tanta desolación. Esta figura da su fuerza a la fotografía porque Martín Cartaya conocía la importancia del encuadre. Otra vez Cartier-Bresson: “Modificamos las perspectivas mediante una ligera flexión de las rodillas, provocamos coincidencias de líneas mediante un sencillo desplazamiento de la cabeza de una fracción de milímetro”.
Mi padre, mi Sevilla… Afortunadamente se lo pude agradecer en vida. En la cuaresma de 2012 le dedicamos en Diario de Sevilla una exposición y editamos una serie de seis DVD, Cofrades, el genio de un pueblo, basados en sus fotografías.
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