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Después del experimento fallido de Mañueco en Castilla y León, haciendo de peón de Génova en una arriesgada jugada que ha aupado a Vox a gobernar, en Andalucía parece que volvemos a templar los tiempos electorales. En realidad siempre han sido los 'tiempos' de Juanma Moreno: mucha prudencia, máxima discreción y aventuras, las justas.
¡No suelta prenda! Ni su equipo más cercano sabe si terminará convocando en junio o lo dejará para octubre. Será, en todo caso, un adelanto técnico sin más dilemas que aprovechar el tirón de Núñez Feijóo (si lo hay) con margen para atar el próximo presupuesto o agotar el mandato confiando en que la guerra de Ucrania no se dilate y tampoco sus efectos.
El efecto Feijóo será determinante para la toma de la decisión y podremos empezar a ver si tiene recorrido, más allá del desgaste (y destronamiento) que ha supuesto la guerra Casado-Ayuso, a partir de este fin de semana. En Sevilla, en la simbólica plaza que hace 22 años supuso el nacimiento del PP con el controvertido traspaso de poderes entre Fraga y Aznar con el congreso del "¡ni tutelas ni tu tías!". El partido se vuelve a enfrentar al relevo del líder pero tiene un desafío de mayor calado: redefinir su espacio en un contexto de auge del populismo y cambio de estrategia de la ultraderecha saltando a ocupar los espacios de poder.
Tal vez por ello llevemos meses poniendo el foco en la derecha sin prestar demasiada atención a lo que ocurre en el frente de izquierdas. Tampoco ha ayudado que Yolanda Díaz apenas haya coqueteado con la posibilidad de aunar todas las fuerzas de izquierdas en una plataforma capaz de contrarrestar a PP-Vox.
Pero la izquierda, al margen de la vicepresidenta y del verso libre que sigue siendo Teresa Rodríguez, ya ha empezado a moverse: IU, Podemos, Más País, el PCA, Iniciativa y Equo han iniciado una confluencia electoral. Y apunten este nombre: Juan Antonio Delgado. Guardia civil, andaluz y de izquierdas.
En política siempre es difícil distinguir cuándo estamos ante una filtración interesada o un globo sonda, pero sí: que un guardia civil de izquierdas se ponga al frente de Podemos y, por qué no, del movimiento de unidad que planea cortar el paso a la derecha, anticipa una campaña histórica, con cabezas de cartel de primer nivel (de Juanma Moreno a Juan Espadas; de Macarena Olona a Juan Antonio Delgado), donde confluirá el pulso regional con el nacional. No serán unas elecciones más.
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Gracias, Errejón